sábado, 25 de mayo de 2019

El odio y la polarización



Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Ni las advertencias de los directores del Banco de la República y la ANDI, que claramente y de frente le han pedido al sector político colombiano un acuerdo sobre lo fundamental, no más odio ni más polarización, advirtiendo el daño que le están causando a la economía del país, al crecimiento del país, al empleo del país, a la sociedad colombiana, a las familias colombianas, lo han logrado. Si estas advertencias no hacen que los políticos se sienten a pensar y a conversar sobre nuestro futuro y que continúen con su egoísta política de hacerse visibles a costas del odio y la polarización, van a acabar con el país.

Que no le paren bolas a todas las personas que en todos los tonos hemos venido insistiendo de tiempo atrás, por una política de reconciliación, de inclusión, de perdón, de diálogo, para que todos podamos trabajar en la generación de riqueza, de empleo, de felicidad, empujando hacia el mismo lado, es seguir desconociendo que debe primar el interés general sobre el particular, es seguir cultivando odios, es seguir trabajando para el hartazgo, la infelicidad, la pobreza, el desempleo. Es que lo están diciendo los directores de la ANDI y del Banco de la República y para que esos señores se atrevan a ello, es que la están viendo muy peluda.

Está más que probado que somos viscerales en la política, que votamos verracos y que esa es, inclusive, la estrategia. Así decía un político, hoy candidato a la alcaldía, que fue el primer valiente que se atrevió a hablar del tema, al contar inocentemente la diabólica estrategia para manejar a los votantes viscerales; pero le supo a cacho, fue expulsado, desheredado y le retiraron todos sus afectos. Cuál útil habría sido permitirnos un análisis profundo sobre el manejo político del odio y la polarización, que hoy tiene destruido a este país, en el que tenemos que caber todos, para que entre todos podamos sacarlo adelante.

No más odios, no más polarizaciones, no más egoísmos; sentémonos todos a pensar cómo podemos ceder, para que sea el interés general el que triunfe, que nuestra clase política muestre su grandeza, muestre su amor por el país, muestre su verdadero objetivo, su verdadera razón de ser: servir a las comunidades.

Que Nuestro Señor Jesucristo nos ilumine y nos proteja a todos los colombianos.