José Leonardo Rincón, S. J.*
Hay que parar esto o vamos a terminar muy mal como país. La polarización
tiende a radicalizarse porque la intolerancia hacia quien piensa de forma
divergente está exacerbada. Personalmente, desde esta tribuna de opinión de
forma libre, auténtica y crítica, he expuesto mi pensamiento. Pareciera mejor
no haberlo hecho. Me aterra el radicalismo de las posiciones extremas, por lo
ciegas, por lo tercas, por su incapacidad de reconocer algo bueno en el
contrario. Es lamentable, vergonzoso, desastroso. Son posiciones obnubiladas,
obstinadas.
Hay quienes creen que Maduro es bueno y que sólo ha sido víctima del
imperialismo yanqui. Hay quienes juzgan que es poco serio decir que la
revolución cubana fue un fracaso. Hay quienes les parece un acierto acabar
sistemáticamente con esos líderes izquierdistas y comunistas. Hay quienes dicen
que quieren la paz, pero a su estilo, es decir, después de haber aniquilado a
los enemigos. Hay quienes sostienen que este país se le entregó a la guerrilla.
Hay quienes solo les interesa explotar los recursos de este país, así sea con
la política de tierra arrasada. Hay quienes consideran simplista criticar a
unos y otros.
Definitivamente, esto no puede seguir así. Al presidente Duque ya le han
comenzado a pedir desde diferentes sectores que tome las riendas y lidere él
mismo, pensando y actuando como presidente de los colombianos todos, no como gobernante
de unos y excluyendo a otros. Ese es el principal reto que tiene: cumplir su
propósito de ayudar a reconciliar al país. El tiempo corre. La paz apremia. Si
seguimos así vamos a terminar en una guerra civil. Es increíble, repito, el
grado de intolerancia al que hemos llegado: no reconocer nada, absolutamente
nada bueno en el otro. De oportunismo político y de morbo fue juzgado el
proceder del senador de las FARC que prestó humanitariamente primeros auxilios
al senador del Centro Democrático. ¡Qué horror!
Al presidente Duque le están pidiendo un gran acuerdo nacional para
detener esta locura. Tendrá que revestirse de valentía, prescindir de la
agobiante tenaza de sus radicales copartidarios y pensar en alto, pensar en
grande, convocando y escuchando a todos. Este es su cuarto de hora si quiere
ser un gran presidente y pasar a la historia como tal. Colombia es un país muy
diverso, plural, multicolor. Es su riqueza, pero también su realidad compleja
que de no manejarse correctamente lo llevará a su desgracia. A los convocados
habrá que pedirles igualmente pensar en alto, pensar en grande, renunciar a sus
egoístas y mezquinos intereses sectoriales y pensar en el país futuro que
quieren dejarles a sus hijos.
He recordado por estos días a Álvaro Gómez en su llamado de hace décadas
a promover un acuerdo sobre lo fundamental. No se le escuchó, no se le hizo
caso, y las espirales de la inequidad, la injusticia, la pobreza, la violencia,
por solo citar unas cuantas, ha crecido. Tenemos que sentarnos y caber en una
misma mesa todos los actores políticos líderes de los diferentes partidos y
matices, y establecer los puntos fundamentales, esenciales, sobre lo que
debemos estar de acuerdo. Es imposible pensar que no podamos llegar a unos
consensos mínimos, básicos, para poder convivir. Es verdad que no en todo
podamos estar de acuerdo, apenas normal. El problema no es que pensemos
distinto, el problema es nuestra incapacidad de escucha, de diálogo, de
razonable inteligencia para dejarse interpelar por el otro y buscar mirar
objetivamente el variopinto complejo que somos.
Por lo pronto, mi aporte será contribuir a esa tarea de explorar los
puntos básicos, claves, sobre los cuales podemos construir juntos un mejor
mañana. Creo que me resultará imposible no pronunciarme si hay procederes
erráticos que nos hagan daño, vengan de donde provengan. No podría ser cómplice
con mi silencio. Seguiré apostándole a la educación como la mejor herramienta
para formar y transformar personas. 35 años allí me han demostrado que cuando
se quiere se puede, y que cuando se puede, hay que hacerlo sin dilaciones, sin
procrastinar. Los países que decidieron hacerlo y le apostaron en serio, hoy son
nuestros referentes. Pongámonos de acuerdo en lo fundamental a nivel nacional.
Es realmente urgente.