viernes, 24 de mayo de 2019

Acuerdo nacional urgente


José Leonardo Rincón, S. J.*

José Leonardo Rincón ContrerasHay que parar esto o vamos a terminar muy mal como país. La polarización tiende a radicalizarse porque la intolerancia hacia quien piensa de forma divergente está exacerbada. Personalmente, desde esta tribuna de opinión de forma libre, auténtica y crítica, he expuesto mi pensamiento. Pareciera mejor no haberlo hecho. Me aterra el radicalismo de las posiciones extremas, por lo ciegas, por lo tercas, por su incapacidad de reconocer algo bueno en el contrario. Es lamentable, vergonzoso, desastroso. Son posiciones obnubiladas, obstinadas.

Hay quienes creen que Maduro es bueno y que sólo ha sido víctima del imperialismo yanqui. Hay quienes juzgan que es poco serio decir que la revolución cubana fue un fracaso. Hay quienes les parece un acierto acabar sistemáticamente con esos líderes izquierdistas y comunistas. Hay quienes dicen que quieren la paz, pero a su estilo, es decir, después de haber aniquilado a los enemigos. Hay quienes sostienen que este país se le entregó a la guerrilla. Hay quienes solo les interesa explotar los recursos de este país, así sea con la política de tierra arrasada. Hay quienes consideran simplista criticar a unos y otros.

Definitivamente, esto no puede seguir así. Al presidente Duque ya le han comenzado a pedir desde diferentes sectores que tome las riendas y lidere él mismo, pensando y actuando como presidente de los colombianos todos, no como gobernante de unos y excluyendo a otros. Ese es el principal reto que tiene: cumplir su propósito de ayudar a reconciliar al país. El tiempo corre. La paz apremia. Si seguimos así vamos a terminar en una guerra civil. Es increíble, repito, el grado de intolerancia al que hemos llegado: no reconocer nada, absolutamente nada bueno en el otro. De oportunismo político y de morbo fue juzgado el proceder del senador de las FARC que prestó humanitariamente primeros auxilios al senador del Centro Democrático. ¡Qué horror!

Al presidente Duque le están pidiendo un gran acuerdo nacional para detener esta locura. Tendrá que revestirse de valentía, prescindir de la agobiante tenaza de sus radicales copartidarios y pensar en alto, pensar en grande, convocando y escuchando a todos. Este es su cuarto de hora si quiere ser un gran presidente y pasar a la historia como tal. Colombia es un país muy diverso, plural, multicolor. Es su riqueza, pero también su realidad compleja que de no manejarse correctamente lo llevará a su desgracia. A los convocados habrá que pedirles igualmente pensar en alto, pensar en grande, renunciar a sus egoístas y mezquinos intereses sectoriales y pensar en el país futuro que quieren dejarles a sus hijos.

He recordado por estos días a Álvaro Gómez en su llamado de hace décadas a promover un acuerdo sobre lo fundamental. No se le escuchó, no se le hizo caso, y las espirales de la inequidad, la injusticia, la pobreza, la violencia, por solo citar unas cuantas, ha crecido. Tenemos que sentarnos y caber en una misma mesa todos los actores políticos líderes de los diferentes partidos y matices, y establecer los puntos fundamentales, esenciales, sobre lo que debemos estar de acuerdo. Es imposible pensar que no podamos llegar a unos consensos mínimos, básicos, para poder convivir. Es verdad que no en todo podamos estar de acuerdo, apenas normal. El problema no es que pensemos distinto, el problema es nuestra incapacidad de escucha, de diálogo, de razonable inteligencia para dejarse interpelar por el otro y buscar mirar objetivamente el variopinto complejo que somos.

Por lo pronto, mi aporte será contribuir a esa tarea de explorar los puntos básicos, claves, sobre los cuales podemos construir juntos un mejor mañana. Creo que me resultará imposible no pronunciarme si hay procederes erráticos que nos hagan daño, vengan de donde provengan. No podría ser cómplice con mi silencio. Seguiré apostándole a la educación como la mejor herramienta para formar y transformar personas. 35 años allí me han demostrado que cuando se quiere se puede, y que cuando se puede, hay que hacerlo sin dilaciones, sin procrastinar. Los países que decidieron hacerlo y le apostaron en serio, hoy son nuestros referentes. Pongámonos de acuerdo en lo fundamental a nivel nacional. Es realmente urgente.