Por Pedro Juan González Carvajal*
Siendo académico de convicción y de oficio, me
atrevo, de acuerdo con mi experiencia, a compartir algunos pensamientos con
respecto a estas actividades académicas que muy escasamente generan valor.
Una cosa es establecer pre requisitos o
requisitos para obtener un título y alcanzar un grado, y el otro es que se
desperdicien oportunidades, tiempo y profesionales que nos podrían ayudar a
resolver los problemas graves e inmediatos que venimos padeciendo.
Dice el refrán que “Cuatro ojos ven más que dos”. Nada más cierto. Poniendo como
ejemplo a nuestra ciudad, Medellín, y sus problemas de seguridad, movilidad y
contaminación ambiental, ¿por qué no hacer un acuerdo entre todas las universidades
e instituciones de educación superior públicas y privadas y el Estado en cabeza
de la Alcaldía Municipal, para que todas las tesis de los próximos dos o tres
años tengan como foco, desde las diferentes áreas de conocimiento, el plantear
soluciones a estos problemas que nos aquejan, y que ponen en riesgo todo lo que
hemos alcanzado como ciudad en los últimos 30 años con tanto esfuerzo y
sacrificio?, ¿por qué no?
¿Para qué seguir acumulando montañas de ejercicios
mediocres o definitivamente inútiles que no aportan nada, haciendo clara la
excepción de algunos cuantos que marcan la diferencia y que hacen que la
excepción confirme la regla?
Esto mismo se podría aplicar en el ámbito
Departamental para enfrentar situaciones como las de los problemas logísticos
para la comercialización y almacenamiento de productos agropecuarios, cuya
atención desapareció cuando tuvimos la brillante idea de acabar con el
Instituto de Mercadeo Agropecuario IDEMA. O buscarle soluciones al problema del
deterioro de nuestras costas debido a la erosión; o la explotación racional de
los recursos ictiológicos, o la preservación de la BIOTA, o a la contaminación
propia de la minería artesanal e ilegal, entre otros múltiples problemas por
resolver.
En mi opinión un país pobre y lleno de
problemas como el nuestro, debe enfocar sus esfuerzos y sus pocos recursos en
la llamada “investigación aplicada”.
Claro que entidades y personas que puedan
asumir los costos propios de la investigación teórica y básica, pues
bienvenidos sean.
Otra figura para evaluar e implementar es la
del servicio social obligatorio, complementario o alternativo a los semestres o
períodos de práctica, orientado a acompañar a las comunidades y al propio
Estado en el ejercicio de fortalecer los conceptos de ciudadanía, de
solidaridad, de pertenencia y de trabajo en conjunto, en la manzana, zona, barrio,
comuna, corregimiento, vereda y centro poblado.
Tenemos por desarrollar un sinfín de políticas
públicas que no han tenido doliente y que son parte del mandato constitucional
del llamado Estado facilitador.
Nuestros ejes futuros giran alrededor del agua,
de la energía, de los alimentos, de la minería, de la reforestación, de los
servicios, del turismo, de la logística, del mar y sobretodo del
aprovechamiento de nuestra ubicación privilegiada como “Mejor esquina de
América”, así como la obligación democrática de construir una sociedad justa,
solidaria y previsiva.
Insistimos en reconocer que “No por hacer más de lo mismo, vamos a
obtener resultados distintos”.