martes, 7 de mayo de 2019

De cara al porvenir: las tesis y los trabajos de grado


Por Pedro Juan González Carvajal*

Pedro Juan González Carvajal
Siendo académico de convicción y de oficio, me atrevo, de acuerdo con mi experiencia, a compartir algunos pensamientos con respecto a estas actividades académicas que muy escasamente generan valor.

Una cosa es establecer pre requisitos o requisitos para obtener un título y alcanzar un grado, y el otro es que se desperdicien oportunidades, tiempo y profesionales que nos podrían ayudar a resolver los problemas graves e inmediatos que venimos padeciendo.

Dice el refrán que “Cuatro ojos ven más que dos”. Nada más cierto. Poniendo como ejemplo a nuestra ciudad, Medellín, y sus problemas de seguridad, movilidad y contaminación ambiental, ¿por qué no hacer un acuerdo entre todas las universidades e instituciones de educación superior públicas y privadas y el Estado en cabeza de la Alcaldía Municipal, para que todas las tesis de los próximos dos o tres años tengan como foco, desde las diferentes áreas de conocimiento, el plantear soluciones a estos problemas que nos aquejan, y que ponen en riesgo todo lo que hemos alcanzado como ciudad en los últimos 30 años con tanto esfuerzo y sacrificio?, ¿por qué no?

¿Para qué seguir acumulando montañas de ejercicios mediocres o definitivamente inútiles que no aportan nada, haciendo clara la excepción de algunos cuantos que marcan la diferencia y que hacen que la excepción confirme la regla?

Esto mismo se podría aplicar en el ámbito Departamental para enfrentar situaciones como las de los problemas logísticos para la comercialización y almacenamiento de productos agropecuarios, cuya atención desapareció cuando tuvimos la brillante idea de acabar con el Instituto de Mercadeo Agropecuario IDEMA. O buscarle soluciones al problema del deterioro de nuestras costas debido a la erosión; o la explotación racional de los recursos ictiológicos, o la preservación de la BIOTA, o a la contaminación propia de la minería artesanal e ilegal, entre otros múltiples problemas por resolver.

En mi opinión un país pobre y lleno de problemas como el nuestro, debe enfocar sus esfuerzos y sus pocos recursos en la llamada “investigación aplicada”.

Claro que entidades y personas que puedan asumir los costos propios de la investigación teórica y básica, pues bienvenidos sean.

Otra figura para evaluar e implementar es la del servicio social obligatorio, complementario o alternativo a los semestres o períodos de práctica, orientado a acompañar a las comunidades y al propio Estado en el ejercicio de fortalecer los conceptos de ciudadanía, de solidaridad, de pertenencia y de trabajo en conjunto, en la manzana, zona, barrio, comuna, corregimiento, vereda y centro poblado.

Tenemos por desarrollar un sinfín de políticas públicas que no han tenido doliente y que son parte del mandato constitucional del llamado Estado facilitador.

Nuestros ejes futuros giran alrededor del agua, de la energía, de los alimentos, de la minería, de la reforestación, de los servicios, del turismo, de la logística, del mar y sobretodo del aprovechamiento de nuestra ubicación privilegiada como “Mejor esquina de América”, así como la obligación democrática de construir una sociedad justa, solidaria y previsiva.

Insistimos en reconocer que “No por hacer más de lo mismo, vamos a obtener resultados distintos”.