sábado, 27 de abril de 2019

Los mares latinoamericanos en la geoestrategia China


Por John Marulanda*

Coronel John Marulanda
China maniobra su capitalismo con sentido global competitivo, aplica tecnologías de control social, como corresponde a un gobierno comunista, avanza imparable en sus logros espacial y cibernético y está embarcada en una apurada carrera armamentista y una trascendental reforma militar. La Nueva ruta de la seda o “Iniciativa de la Franja y la Ruta” (Silk and road belt), que conectará a más de 100 países, es el proyecto estrella de Xi Jinping para ayudar a convertir a China en superpotencia. Países pobres, con gobiernos e instituciones débiles, son estaciones favoritas para seducir con el proyecto.

Una de las intenciones es entrelazar una red global de puertos marítimos que facilite el comercio, el intercambio cultural y la logística militar estratégica. Mozambique, Qatar, Somalia, Bangladesh, Sri Lanka, Irán, Angola y la primera base aeronaval China en Yibuti, son ejemplo de algunos fondeaderos que harán parte del multimillonario empeño de comprar, alquilar, mejorar o levantar puertos, terminales, instalaciones marítimas o costaneras, que en el futuro permitan a sus barcos mercantes transportar materias primas y productos y a los de guerra, portaviones, submarinos y aviones de combate, desplegarse por el mundo.

“(…) la extensión natural de la franja y la ruta hacia Latinoamérica" es Panamá, dijo el año pasado el canciller chino; es “(…) un puente y brazo logístico y comercial para la región”, confirmó la canciller panameña. En el istmo, empresas chinas edifican y financian ancladeros en Colón y Amador. Pero también los construyen y les invierten millones en México (Manzanillo y Lázaro Cárdenas), El Salvador (Fonseca), Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Brasil (Paranagua), Perú (Chancay), Uruguay (Montevideo), Ecuador, Cuba, Haití, Bahamas, Guyana, Suriname, Trinidad, Tobago, República Dominicana y, por supuesto, Venezuela.

En el caso de Colombia, Pekín y Bogotá firmaron desde 2016 un memorando de entendimiento para que la nación asiática desarrolle una serie de proyectos en las cercanías del puerto de Buenaventura. China prometió una inversión de USD 16 millones en la zona por donde sale la mayor cantidad de cocaína colombiana. En Urabá, región de valor geoeconómico, el proyectado Puerto Antioquia será operado por Terminal link, 49% de cuyas acciones pertenecen a la china Merchants Holding International.

Las agencias occidentales de seguridad señalan a la Comisión de Seguridad Nacional de China y al Ejército Popular de Liberación como los cerebros detrás de las diferentes empresas “privadas” chinas involucradas en esta tarea geoestratégica que busca retar el dominio norteamericano de los mares.