miércoles, 10 de abril de 2019

La minga del Cauca


Por Julio González Villa*

Julio González Villa
El Cauca ha sido una región especialmente particular e importante de Colombia. Fue a través del Cauca que Sebastián de Belalcázar, subordinado de Francisco Pizarro, fundó a Pasto, Popayán, Cali, e hizo la conquista y posterior colonización de todo el río Cauca, llegando hasta Antioquia a través de su subordinado el mariscal Jorge Robledo. La conquista y colonización antioqueña se hizo desde El Cauca y luego retornó a esa región con el café.

Por la protección a los indígenas llegaron los negros a Colombia y fue el Cauca una región especialmente poblada por esta nueva raza que fue utilizada como mano de obra en las explotaciones de oro y las grandes haciendas de esa región, y de todo ese valle ubicado entre las cordilleras central y occidental.

Los indígenas del Cauca fueron fieles al Rey de España durante la Guerra de Independencia y en consecuencia es comprensible que no fuesen bien tratados por los independentistas que ganaron la guerra contra España.

No es comprensible por qué razón los negros patianos que organizaron palenques huyendo de la esclavitud apoyaron también a los españoles en la Guerra de Independencia, pues la independencia los haría libres de cualquier sistema de esclavitud. Tal vez la presencia de lideres naturales como José María Obando, quien en los primeros años de la independencia estuvo del lado español, pueda explicarlo.

Lo cierto es que sin duda alguna existe una fuerte presencia indígena en el Cauca, lo mismo que de afrodescendientes.

En la Guerra de los Mil Días, entre 1898 y 1901, hizo su aparición, dentro de los ejércitos conservadores, un indígena caucano, Quintín Lame, quien después de la guerra se convirtió en el gran líder de los reclamos indígenas por sus tierras ancestrales en el Cauca y el sur del País. En 1980, veinte años después de su muerte, se organizó en el Cauca un movimiento guerrillero de izquierda protegido por el Partido Comunista colombiano, con alta presencia indígena, que toma el nombre de Quintín Lame.

Lamentablemente el Estado colombiano no ha sido capaz de satisfacer los reclamos indígenas, en primera instancia justos, pues una comunidad indígena sólo querría sus tierras ancestrales, pero el manejo inadecuado del Estado los ha puesto, a los indígenas, en manos de las guerrillas de izquierda, especialmente de las FARC y en su momento M19, que nace de las mismas FARC en el Cauca.

Ya se volvió costumbre la parálisis del Cauca por los indígenas reclamando. Sorprende en el acuerdo a que han llegado con el Gobierno Nacional de más de ochocientos mil millones de pesos para entregarlo a entidades que dirigen la llamada minga indígena, sin que se establezca un control efectivo sobre la inversión de esos recursos.

No se puede confundir una autonomía territorial en un territorio indígena, con la soberanía de que se está hablando. Los indígenas del Cauca no son soberanos, son colombianos, con derechos y deberes. Es verdad que Colombia es pluriétnica y que a las minorías hay que reconocerles sus valores, creencias, costumbres y garantizarles su supervivencia; pero de ahí a negociar como si fuese un estado diferente hay mucho trecho. Todavía ofende a la memoria del pueblo colombiano las imágenes de los soldados de Colombia desplazados por los indígenas del Cauca cuando custodiaban el Cerro Berlín.

Mucho tememos que exista detrás de los indígenas del Cauca otra intención manipulada por la izquierda y por las FARC, desmovilizada y no desmovilizada. Las visitas de Gustavo Petro y de Catatumbo a la minga, nos dejan muchas inquietudes.

Creemos que el Gobierno tiene la obligación de crear una superintendencia para verificar estos acuerdos con las minorías étnicas de manera que los dineros y recursos efectivamente se inviertan dentro de las comunidades y para las comunidades indígenas y negras, y no vayan a terminar administrados por personas o entidades como las FARC no desmovilizadas.

El Gobierno tiene que adelantarse a todas estas movilizaciones para impedir presiones de la naturaleza de las que estuvimos o estamos viendo. No puede volverse a permitir el cierre de la carretera que nos une con Suramérica. Es hora de que el Gobierno Nacional baraje y vuelva a repartir el gabinete ministerial.