Por John Marulanda*
Mientras
la marrullería diplomática enfatiza una salida pacífica, miremos escenarios
realistas en Venezuela. Con lo sucedido el 23F, US insistirá en el Consejo de
Seguridad de la ONU por el Right to Protect (R2P), una intervención
humanitaria.
Rusia
y China vetarán cualquier propuesta en este sentido, naturalmente, aunque
Beijing podría estar de acuerdo si Washington le garantiza sus multimillonarias
inversiones en el Orinoco. Con el R2P, la ayuda ingresaría protegida por cascos
azules que serían hostigados por colectivos, tupamaros, boliches, narcoelenos,
narcofarc y células de Hezbolá. El escenario se agravaría rápidamente.
Sin
la ONU, Estados Unidos podría conformar y liderar una alianza internacional
para introducir la ayuda con protección armada. En principio, ningún país de la
región dice estar dispuesto a poner tropas para esta escolta. Contratistas
privados armados podrían suplir tal carencia, lo cual deterioraría la situación
dramáticamente. Otra opción sería distribuir los abastos en paracaídas, con los
riesgos implícitos entendibles.
El
escenario de una fractura militar interna que desde Caracas cambie el rumbo del
país, se reavivó con la significativa deserción del general Carvajal,
influyente entre sus colegas y ex director de inteligencia, conocedor de las
intimidades delincuenciales de la camarilla en el poder. Pero el radicalismo de
los mencionados grupos paramilitares, confrontaría una parte de esta fractura
generando una cuasi guerra civil.
Una
operación quirúrgica de fuerzas especiales, internas o externas, que neutralice
a los principales cabecillas del chavismo y de paso a los parásitos cubanos,
podría rendir frutos, aunque generaría una inevitable ola de violencia
colateral. Lastimosamente, no se ve escenario sin final violento.
En
el entretanto, por cuenta de miles de emigrantes a quienes el Estado no tiene
con que sostener, el gobierno Duque soporta un rebrote de inseguridad y se
advierten serias amenazas epidémicas. Geopolíticamente, ya lo habíamos
advertido: el comunismo, a lomo del narcotráfico y de la minería ilegal, acecha
a Colombia que está en la mira del triángulo mafioso Caracas-Managua-La Habana.
Cayendo Caracas, caerán las otras dos, a menos que Bogotá caiga antes en manos
de la infectocontagiosa izquierda, declarada o embozada de derecha.
Las
presiones aumentan, las negociaciones persisten, pero la marxista
irracionalidad de Maduro y su banda deja poco espacio para los buenos finales y
entreabren la puerta al cruel y conocido sendero de la historia.