domingo, 17 de marzo de 2019

El consumismo necesario vs el consumismo superfluo


Por Santiago Cossio*

Santiago Cossio
Las ciencias económicas son bien llamadas desde el siglo XIX, la ciencia sombría, donde aún no hemos podido aprender a superar las dificultades en la producción y el consumo, ni el manejo de los recursos naturales y se vive un aprendizaje constante de la política económica, basada en el ensayo y el error.

Teorías macroeconómicas van y vienen sin investigar las necesidades básicas del ser humano. Hoy nos centraremos en la alimentación como una necesidad fundamental para un buen vivir. La mejora en el menú de los colombianos debe ser una prioridad y obviamente es impresentable para una sociedad moderna el tener niños con hambre lo cual se debe combatir y acabar.

Colombia es un país privilegiado gracias a la diversidad de sus regiones y más que considerarla una dificultad esta debe ser una fortaleza. Tenemos una variedad gastronómica donde hay bandeja paisa, ajiaco, pescado, chorizo, chicharrón, empanadas, dulces y demás, que hacen más agradable la estadía en este paraíso lleno de diversidad y oportunidades.

El consumo de pescado en el país ha pasado hace 30 años de 1.7 kg per cápita al año a 3.6 kg hace 10 años y hoy es de 8 kg al año con una mejora significativa en este preciado alimento.

Una de las prioridades en la política pública debe ser el sistema alimentario nacional, pensado en un sistema abundante y suficiente con un impulso a la agricultura, la agroindustria, la biotecnología, la tecnificación y generación de empleo del sector. También se debe tener especial cuidado al no pecar por exceso y es ahí donde los nutricionistas deben velar por la cordura.

La mejora en la gastronomía influye directamente en la felicidad de la población y basándonos en la pirámide de necesidades de Maslow encontramos a la alimentación como una prioridad más que esencial donde incluso puede ser materia de desarrollo cultural e impulso a la industria del turismo.

La alimentación es en sí misma una de las herramientas culturales más importantes. Define tradiciones y costumbres, y además del aporte nutricional, debe ser esta una experiencia de felicidad.

Los economistas hemos pecado por generalizar el consumismo y no se han definido prioridades y necesidades. El consumismo superfluo alentado por una sociedad de apariencias y modas, es el que debe ser replanteado. Los jóvenes prefieren tener el ultimo teléfono así estén pasando necesidades y es ahí donde las apariencias engañan. Se abre un camino para definir el consumismo entre lo necesario e importante y lo superfluo.

Vinimos a este mundo a comer y a comer bien. Buena mesa para todos.