Por Consorcio Geoestratégico Latinoamericano (CGLAT)
Es claro que aquí, tanto como en las civilizaciones
de Oriente Medio y el Viejo Continente, ha existido —y aún existe— esa tríada que siempre
ha gobernado los pueblos: la violencia,
operada por fuerzas armadas, militares en el mejor de los casos; el sentido espiritual, impreso en nuestro ADN, manejado por sacerdotes de todo
pelambre y la palabra, a cargo de la inacabable retórica de los políticos profesionales.
Las creencias y prácticas espirituales de nuestro pasado precolombino se creyeron superadas a partir de la evangelización de
la cruz-espada cristiana, y con el iluminismo político que siguió a la “independencia” de estos países. Pero aún
los Estados Unidos de América (nación
en la que el racionalismo, el individualismo, la ciencia, la tecnología y el derecho
a ser feliz y a realizarse personalmente han sido las reglas dominantes que la convirtieron
en potencia global de primer orden), no han estado exento de este maridaje político-esotérico: conforme es
de público conocimiento, el expresidente Abraham Lincoln acudía al espiritualismo
con atendible frecuencia.
Del Río Bravo hacia al sur, todos los países registran —en su galería de
presidentes o dictadores— el ejercicio consuetudinario de prácticas chamánicas, para llegar, mantenerse e intentar perpetuarse en el poder.
Uno de los más representativos ha sido el caso de «Papá Doc» Duvalier, autorreferenciado como una reencarnación Vudú. Alternando
entre prácticas de santería y sus tristemente célebres Tonton Macoutes (“Tonton Makoutes”, en criollo haitiano), logró dominar
la isla durante casi un cuarto de siglo.
En ese Caribe tan caleidoscópico como exhuberante,
Cuba ha sido un ejemplo vigente del
hechizo de sus babalúes,
los cuales han desempeñado el papel de brujos o sumos sacerdotes en
el seno de la expansión ideológica regional del comunismo castrista. Presentada inicialmente como el rescate cultural y legítimo de costumbres ancestrales,
esta penetración de carácter gramsciano
ha logrado instalarse en regímenes que, guiados por un pretendido poder sobrenatural,
han practicado y continúa practicando ritos paganos, deslegitimando al cristianismo
en el proceso —sin importar que este sea mayoría en la región—, aunque teñido por
escándalos de pederastia y por su
declarado silencio frente a abusos de poder.
Sin embargo, ha de consignarse que el chamanismo y su vinculación con el poder
no es una realidad exclusiva de Haití
o Cuba. En México, los rumores sobre prácticas espiritistas
en las altas esferas de la dirigencia política han sido retratados fielmente en
el trabajo intitulado “Los brujos del poder”, del periodista-investigador José Gil
Olmos. Allí, se narra el comentado caso de la concubina del expresidente
de la república Vicente Fox, Marta Sahagún, quien contrató al Padre Campos
—por entonces un reconocido santero
cubano—, para que le realizara un “trabajo de amarre” que eventualmente le permitiera
contraer nupcias con Fox.
“En el mes de diciembre del 2018, instancia
en que Andrés Manuel López Obrador (AMLO),
llegó al poder liderando un gobierno ciento por ciento populista y de izquierda
radical, en oportunidad de llevar adelante un acto público (que hoy podría perfectamente
ser calificado de pura y bien planificada operación psicológica), el flamante mandatario
se postró ante un sacerdote indígena. Durante el episodio, López Obrador
fue bendecido en un amalgamiento con la Virgen
María, acto que le llegó al corazón
y la mente de los estratos sociales más golpeados del pueblo mexicano y, como se
dice coloquialmente, se los echó a la bolsa”, apunta un coronel del ejército
mexicano. “Días después, pidió permiso a
los Dioses Mayas para construir un tren que deberá atravesar la Selva Lacandona,
misma que está considerada como uno de los pocos pulmones a nivel mundial que a
la fecha subsisten y como era de suponerse, dichos dioses le autorizaron el proyecto”,
completa el oficial.
En Argentina, desde Juan Domingo Perón hasta nuestros días,
los personeros del poder han bailado en el mismo danzón. “Una mayoría de presidentes argentinos, cualquiera
haya sido su índole o pelaje, sintieron en algún momento esa extraña fascinación
por el esoterismo. Casi todos han tenidos sus brujas. O brujos”, consigna
la editorialista Giselle Rumeau (@GiselleRumeau). “Lo primero que hizo Mauricio Macri al ingresar a la Casa Rosada, fue ordenar
una limpieza energética. (…) Lo propio hizo en la Quinta Presidencial de Olivos”.
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Lenin Moreno y Rafael Correa en ceremonias chamánicas |
Por su parte, el expresidente del Perú, Alberto Fujimori, recurrió al astrólogo argentino Héctor Faisel con el propósito de que le asistiera a efectos de perpetuarse
en el poder. En su oportunidad, Dilma Rousseff
aseguró que el Partido de los Trabajadores (PT) hará alianzas “hasta
con el diablo” para combatir a Jair Messias Bolsonaro. Mientras tanto, en Bolivia, Evo Morales
menciona, periódicamente y a grito limpio, a la Pachamama (Madre Tierra), en medio de una puesta en escena en Tiahuanaco, que recuerda el Imperio Inca. Rosario Murillo,
esposa de Daniel Ortega y vicepresidenta
de Nicaragua, administra un esoterismo
estrambótico y público que la llevara a arrancar de cuajo los árboles de una avenida
principal en Managua, para colocar en su lugar árboles metálicos amarillos. El objetivo
declarado: concentrar la energía cósmica
en la ciudad.
En lo que consigna una perturbadora observación,
el coronel en retiro del ejército del Ecuador,
Mario Pazmiño, identifica a un agente de la inteligencia cubana participando
en ceremonias esotéricas presididas por el presidente Lenín Moreno. “Frente al Consejo de Shamanes han circulado, en el caso ecuatoriano, Rafael Correa
o Lenín Moreno, con el objeto de buscar purificaciones y alcanzar el reconocimiento
de las organizaciones indígenas.
Pero también se ha pedido por el bienestar de otros mandatarios, como Hugo Chávez Frías: ante la tumba del pintor
Oswaldo Guayasamín, y con la presencia del agente ‘Iliada’ (ciudadano ecuatoriano que, en realidad, trabajaba
como espía para Cuba), el 10 de enero del 2013 se realizó una ceremonia chamánica,
pidiendo por la salud del entonces presidente de Venezuela”.
Desde 1999, Hugo Chávez estuvo vinculado
a la santería cubana, lo cual compartió su punto culminante
al momento de ordenar el entonces mandatario la exhumación del cuerpo del libertador Simón Bolívar, a mediados de 2010,
en un ritual de “palerismo”, el cual tenía por meta consolidar
al teniente coronel en el poder. De acuerdo al “sacerdote palero” Carlos Ospina, Chávez escogió el 16 de
julio, día de la Virgen del Carmen,
y las tres de la mañana para que se efectuara la profanación, a raíz de que el citado
es el horario en el que “las almas del mal trabajan para consagrar sus objetivos”.
Chamanes amazónicos y santeros cubanos ejecutaron
ceremonias específicas en pos de resguardar la buena salud del jefe de Estado venezolano,
en el preciso instante en que animales
sacrificados comenzaban a aparecer
en la periferia del Palacio de Miraflores.
En la obra “Los brujos de Chávez”, el destacado autor David Placer
corrobora la realización de estas actividades esotéricas, citando testimonios como
el del general Raúl Baduel, amigo
íntimo, compadre y a la sazón ministro de defensa de Chávez en 2006. Hoy,
“Maduro y su compañera Cilia viven rodeados de babalawos
y santeros y vigilados por guardaespaldas, todos ellos cubanos”, aporta
un Coronel venezolano, quien ha preferido refugiarse en el anonimato debido a motivos
comprensibles.
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Exhumación de los restos de Simón Bolívar, fallecido en 1830 |
Sin embargo, y “amén de la curiosidad que estas
prácticas generan, es claro que existe una clara intención política de dominio y
control”, refiere el coronel de la reserva activa del ejército
colombiano, John Marulanda. (...)
“Resulta evidente que las prácticas de santería siempre están dirigidas, monitoreadas
y explotadas por miembros del G2 cubano, a efectos de lograr el mayor control posible
sobre los funcionarios o gobernantes involucrados. En el caso de Colombia —agrega
el Coronel—, el Presidente Juan Manuel
Santos se hizo una ‘limpia’ a cargo de los ‘mamos’, shamanes de la Sierra
Nevada de Santa Marta y, cuando con gran utilería y rimbombancia se firmó
el acuerdo de paz con las FARC en
Cartagena, no solo estuvo presente
el Secretario General de Naciones Unidas,
Ban Ki Moon, siempre sonriente, sino
que ocho chamanes alojados en el Hotel
Caribe recorrieron en bicicleta las
calles de los barrios El Laguito, Bocagrande
y Castillo Grande ejercitando, en la Plaza de la Aduana del Centro
Histórico de Cartagena, la noche previa a la firma de los Acuerdos de Paz,
un ritual dedicado a la Madre Tierra, en el cual pintaron a varias
mujeres vía bodypainting e interpretaron música en vivo. ‘Una paz con ritos
satánicos’, supo titular algún periodista”, aporta el oficial colombiano. “La
campaña Santos Presidente contrató los servicios de Jorge González por 3 millones de pesos —aproximadamente, unos mil dólares—,
chamán portador de ‘conocimientos ancestrales’, quien llevó a cabo un ritual con
el fin de que no lloviera durante la clausura del Mundial Sub-20 de Fútbol”,
agrega el oficial. “Ese mismo chamán
tomó parte en la posesión de Santos, en enero del 2012. En junio de 2014, mientras
tanto, se celebraron numerosos rituales en sitios diferentes de Colombia por parte
de chamanes o brujos, gracias a cuya ‘asistencia’ Santos buscaba alzarse victorioso
en la reelección”, relata Marulanda.
En rigor, ha de referirse que las prácticas
religiosas y los fervores espirituales en Latinoamérica trascienden al mundo católico.
El Gauchito Gil en Argentina
y Malverde en México, por
ejemplo, remiten a un sistema de creencias populares que van más allá del santoral
oficial de la Iglesia Católica Apostólica
Romana. Sin embargo, un aspecto verdaderamente interesante, al tiempo que
perturbador, es tomar nota del modo en que la izquierda, como expresión “aggiornada” del comunismo que invirtió un marcado esfuerzo
en sentenciar a la religión por ser
“el opio de los pueblos”, recurre hoy a estos
instintos emparentados con el animismo
con el objeto de buscar controlar y mantener el poder político y económico de naciones
enteras. La santería, la umbanda, la macumba, el vudú,
el palo mayombe, ritos similares y el sentimiento religioso en general, toda
vez que son manipulados por los aparatos de inteligencia y de operaciones psicológicas
bajo comando del Estado —en donde destaca el caso de Cuba— jamás conduce hacia finales
felices. Para certificarlo, allí está Venezuela,
como ejemplo reciente y palmario. Y conforme próximamente se verá en Nicaragua y
Cuba.
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Presidentes Juan Manuel Santos y Sebastián Piñera visitan a los 'mamos' de la Sierra Nevada de Santa Marta |
En contrario, el ejercicio del gobierno desde
la creencia esotérica, chamánica o del ocultismo ha probado generar fenómenos de
violencia popular incontrolables y contundentemente alejados de órdenes constitucionales,
laicos y razonables. La “turbas”
orteguistas, tan cercanas a las “maras” centroamericanas, a los “colectivos” chavistas, a los “ponchos rojos” evistas, a los “babalawes”
o babalúes cubanos, entre otros,
constituyen una seria amenaza para la seguridad
pública de los países de la región.
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El Consorcio Geoestratégico Latinoamericano (CGLAT) reúne a exoficiales militares y policiales reconocidos
por su experiencia en planificación
estratégica, en temas de inteligencia y geopolítica. Sus opiniones en los medios de comunicación han constituido
destacados aportes a la comunidad de defensa de los gobiernos regionales que, en
algunos casos, han derivado en trabajos de consultoría para firmas privadas
nacionales, regionales y multinacionales, relacionadas con la Seguridad Corporativa y la Defensa.