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jueves, 14 de enero de 2021

Vigía: pandemia, misiles por allá y piedras por acá

Coronel John Marulanda (RA)
Por John Marulanda*

En medio de la pandemia, somos peones de la guerra de la gran prensa tarifada y “Big Techs” con sicopoder incontrolable, en donde la verdad se fragmenta y refunde en macro y micro intereses económicos y políticos, y la razón se obnubila en el torbellino de la pasión ideológica. Pero otra realidad concreta, dura y preocupante ronda en estos albores del 2021.

Submarinos y portaaviones

Hace pocos días, entraron al mar Rojo dos submarinos nucleares de Estados Unidos e Israel, mientras bombarderos B-52 escoltados por cazas sauditas sobrevolaron el golfo Pérsico y el portaaviones nuclear Nimitz con su grupo de choque, con rumbo hacia Taiwán, fue devuelto a vigilar los mares Rojo y Arábigo, y los golfos Pérsico y de Omán. Este despliegue aeronaval es una advertencia a Irán que continúa escalando su chantaje nuclear. Y esa teocracia revolucionaria iraní tiene al otro lado del mundo, cerca de US, una excelente plataforma de operaciones: Venezuela.

A menos de tres horas de vuelo de Irán, en la franja de Gaza, 12 diferentes organizaciones terroristas realizaron por primera vez un ejercicio militar conjunto. Durante 12 horas se prepararon para enfrentar a Israel, al tiempo que enviaron al mundo musulmán extremista, un mensaje de solidaridad, coordinación y unión. Fuera de ese Oriente Medio, Hezbolá tiene como principal centro operacional extracontinental a Venezuela.

También por estos días, dos destructores norteamericanos de misiles guiados transitaron por el estrecho de Taiwán, en lo que China consideró una “provocación” contra su “soberanía nacional” e “integridad territorial” reaccionando además con sobrevuelo de sus aviones de guerra y patrullajes de vigilancia de su flota. El Ejército Popular de Liberación chino ha realizado tres gigantescos ejercicios aeronavales, proclamando soberanía sobre las islas Paracel, que también son reclamadas por Taiwán y Vietnam. En Venezuela, Pekín dota de aviones cazas, carros anfibios, misiles antibuques, blindados para el combate urbano, radares y satélites a las fuerzas armadas bolivarianas.

Incendios y piedras

Mientras el Pentágono y sus aliados mueven bombarderos, portaviones y submarinos nucleares al Oriente Medio y al Pacífico —el poder está en el control del mar—, en tierra, en casa, las cosas no marchan tan bien como quisiéramos. Aunque una cosa es Washington y otra Guatemala, la turba que invadió el Congreso en DC, no se compara con la acción similar en el edificio del Congreso guatemalteco, cuando el pasado noviembre enardecidos revoltosos cansados de la corrupción y el cinismo de sus congresistas, incendiaron las instalaciones legislativas. En Venezuela, en Miraflores, un camarero con 19 años de servicio directo a la presidencia fue capturado con 20 gramos de explosivo C4, “11 detonadores no eléctricos; 2 detonadores engargolados y una mecha de seguridad de un metro 62cm”, informó un medio progubernamental. El optimismo, muy escurrido por estos días, nos hace pensar si esto es otro montaje para justificar una purga en las debilitadas filas castrenses o si es una luz de esperanza. En Chile la violencia urbana no cesa y las etnias mapuches, entrenadas por las FARC, remedan las “repúblicas independientes” colombianas. Y el narcotráfico permanece en apogeo en toda la región.

La protesta social está a flor de piel a lo largo del continente, amainada forzosamente por la pandemia, pero presta a brotar a la mínima oportunidad, aunque el virus puede llevarnos a un agotamiento tal, que no nos queden fuerzas sino para sobrevivir. Si la mayoría de los analistas coinciden en que el más grande perdedor con la pandemia será el Oriente Medio, no hay ninguna duda que el segundo lugar lo ocupará Latinoamérica. Ahora que llega Biden, que dicen recompondrá las relaciones con China, Rusia e Irán y es probable que se consolide el poder de facto del madurismo, con el apoyo de Beijing, Moscú y Teherán quienes, a pesar de la pandemia, siguen con sus juegos duros militares en los mares del mundo.

martes, 1 de octubre de 2019

De cara al porvenir: conflictos vigentes


Por Pedro Juan González Carvajal*

Pedro Juan González Carvajal
Un rápido recorrido por los aconteceres cotidianos nos muestra un planeta que verdaderamente no se da un solo minuto de tregua para estar tranquilo. Son demasiados frentes y de pronto pocos los actores que nos problematizan, pero con el suficiente poder económico, político y militar para afectarnos a todos y lamentablemente, con la posibilidad real de desestabilizar el planeta.

Comencemos con lo verdaderamente importante: hace ya varias semanas los incendios se consumen la selva del Amazonas, el más grande pulmón terrestre del mundo. Para la magnitud del problema, han pasado casi desapercibidos los pronunciamientos y las acciones efectivas de las potencias planetarias. Este es un verdadero desastre planetario y no lo hemos sabido o no lo hemos querido dimensionar como tal. Lamentablemente a través de la historia, y no por pensar mal, los incendios accidentales le han servido a los intereses de unos pocos, a costa de la destrucción del patrimonio arquitectónico o de las construcciones comunes cuya ubicación son de interés para algunos, o por otro lado, ante un incendio consumado, la tierra queda casi lista para ser adecuada para la agricultura o para la conversión en potreros. ¡Vaya uno a saber! ¿O sí?

La Guerra Comercial entre China y los Estados Unidos está mal planteada por los norteamericanos, ya que máximo, el presidente actual podrá aspirar a otro período, mientras que el Primer Ministro Chino tiene un período vitalicio, lo cual le permite simplemente, sentarse a esperar, pues es difícil que otro presidente gringo se ponga a alborotar semejante avispero.

La tensión norteamericana con Irán parece una relación tormentosa, ya que como en un noviazgo de telenovela barata, ninguno de los dos se atreve a dar el primer paso para consolidar la relación o para terminarla de una vez por todas.

Se enturbia el ambiente con el atentado a las refinerías en Arabia Saudita, infraestructura vital para la conservación del equilibrio mundial del mercado de los hidrocarburos que aún se resisten a ser reemplazados. De comprobarse la hipótesis de que es un atentado iraní, este acontecimiento pone en jaque a todo el Golfo Pérsico.

Esta situación se da en un mal momento, pues coincide con el calendario electoral israelí, lo que podría generar una politización extrema alrededor del tema.

Pero si por allá llueve, en nuestro país no escampa. Hace años no se veía una campaña electoral tan sangrienta como la actual. Vamos de mal en peor y lo malo es que a nadie parece importarle.

Matan candidatos, matan líderes sociales, matan soldados, matan policías, matan reinsertados, y no pasan de ser noticia de un día mientras aparece otra noticia con muertos más frescos. ¡Qué desfachatez!

Nuestro vecino, lamentablemente continúa en su encrucijada y sigue creciendo el número de refugiados hacia nuestro país, en un hecho que no tiene antecedentes en nuestra historia.

Eso sí, ya se aproxima el final del año, llegan las brujas, las finales del campeonato de fútbol, las navidades y el Año Nuevo, y todo pasa a un segundo plano.

¡Y mi pueblo sigue de fiesta!