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miércoles, 12 de abril de 2023

Colombianos: ¿cómo salimos de este laberinto?

Epicteto, el opinador
Por: Epicteto, el opinador

Me llegan, como seguramente también a ustedes, mis apreciados contertulios, frecuentes preguntas sobre la manera más eficaz para enderezar el entuerto en que nos colocaron los politiqueros de siempre, y sobre cómo revertir el desastre electoral al que nos condujo el monstruoso fraude perpetrado con anuencia de los gobernantes de turno.

Tarea nada fácil, si queremos acertar en la respuesta. Ya se escuchan voces llamando a conformar una oposición unida para presentarle cara en los próximos comicios regionales al populismo socialista, ahora enquistado en el gobierno. Pretender que los políticos se unan a esta lucha es como buscar el ahogado aguas arriba. Quienes buscaron nuestros votos en las pasadas elecciones para enfrentar la amenaza de la extrema izquierda ahora son sus aliados en el Congreso, sin que se les caiga la cara de vergüenza.

Mientras tanto, en el gobierno nacional y en las alcaldías controladas por los amigos del castrochavismo, que son la mayoría, se aplican los recursos humanos y económicos del Estado a montar la aplanadora gubernamental en favor de sus propios candidatos.

No existe, pues, mis queridos y bien intencionados amigos, ninguna posibilidad de éxito por la vía democrática, con un régimen que para mantenerse en el poder utilizará todas las formas de lucha, como lo enseña su estrategia marxista-leninista y como se evidenció, para infortunio de esta sufrida patria, en las pasadas elecciones.

Nos queda un recurso mucho más contundente: apelar directamente a los colombianos de bien, que somos la mayor parte de la población, sin intermediación de la desprestigiada clase política. Ya ha empezado a anunciar su incontrastable fuerza en las multitudinarias manifestaciones de protesta que los medios han tratado inútilmente de desconocer o minimizar. Contrastan estas espontáneas expresiones con las pobrísimas celebraciones de los primeros cien días del actual gobierno, a las que no acudieron ni sus promotores.

Si se trata, como me han preguntado, de romper el nudo gordiano que nos ahoga, no podemos desperdiciar estas marchas, plenas de coraje e indignación, contra las reformas del régimen social-comunista. No nos conformemos con denunciar los daños que se están causando a los colombianos ni con pedir la renuncia al presidente, pues no lo va a hacer: su propósito es perpetuarse en el poder.

Hay que dar un sentido inteligente y productivo a las protestas. ¿Cómo lograrlo? Transformando esa masa improvisada en un movimiento organizado con una estructura que represente a sus participantes sectorizados por regiones, municipios, y actividades personales de cada uno. Con ese principio de organización, establezcamos una estrategia para derrocar el régimen de la infamia mediante un paro nacional e indefinido, una desobediencia civil y una resistencia generalizada en la que militemos colombianos sin distingos de clase o partido. Solamente dejaremos por fuera a los venales y corruptos politiqueros que nos condujeron al abismo. He allí la fórmula eficaz que requiere el país.

Una salvedad sí tengo la obligación de hacer: no esperemos resultados a la vuelta de la esquina. Esta cruzada puede prologarse mucho más allá de lo que todos deseamos. Pero no nos es permitido pensar a corto plazo, como lo han hecho nuestros dirigentes. Siempre pensaron en ganar unas elecciones, no en los intereses de las futuras generaciones. Por eso entregaron el país a los más ineptos, los más corruptos, los más malvados que pudieron encontrar. Sesenta años le tomó al comunismo llegar al poder. Podemos resistir también lo que sea necesario para recuperarlo.

lunes, 10 de abril de 2023

El Gobierno de "la mentira total"

Epicteto, el opinador
Por Epicteto, el opinador

“En consecuencia, el hombre que miente voluntariamente es impío, en cuanto que al engañar comete injusticia.” (MARCO AURELIO, Meditaciones)

Resultaría de utilidad que aquellos que todavía se encuentran in albis sobre la caótica situación en que se ha sumido nuestro país desde el pasado 7 de agosto, leyeran la excepcional columna “Del caos provocado al autogolpe”, de José Alvear Sanín, Director de La Linterna Azul (http://www.lalinternaazul.info/2023/03/27/del-caos-provocado-al-autogolpe/), donde se retrata de manera magistral la verdadera dimensión de la catástrofe que padece el pueblo colombiano.

Aunque poco más hay que agregar, quisiera resaltar que no vivimos en el régimen de la “paz total”, que con bombo y platillos anuncia el gobierno del camarada Aureliano, sino en el de “La mentira total”.

Por supuesto, no se busca con este invento mejorar la seguridad de los colombianos en sus personas o en sus bienes. Por el contrario, ahora estamos peor que en los gobiernos anteriores. Es simple y llanamente la respuesta a las promesas de impunidad absoluta con las que Aureliano consiguió el apoyo de los delincuentes encarcelados en La Picota a quien visitó su hermanito, de los vándalos de la Primera Línea, para quienes está pidiendo libertad, de los narcos a quienes se les blindó su sucio negocio prohibiendo fumigar las plantaciones y otorgando subsidios a los cocaleros, de los terroristas del ELN con los que está negociando un acuerdo como el espurio pacto de La Habana, de los disidentes de las FARC, de los mafiosos del Clan del Golfo y, en suma, de todos los criminales de Colombia.

Mientras tanto, continúan las masacres, el asesinato de líderes sociales y de agentes de la fuerza pública, ¿En qué país del mundo se le ordena a un soldado o a un policía dejarse secuestrar y humillar sin poder defenderse? Sólo en Colombia, aunque con vergüenza tengamos que reconocerlo. Lo que aquí ha ocurrido no tiene parangón. Mientras asesinan a un policía, el Gobierno prohíbe auxiliar a los agentes secuestrados por una turba y uno de los ministros de Aureliano califica a los secuestradores como un “cerco humanitario”. En otras palabras, quien gobierna es el binomio marxismo - narcoterrorismo.

La mentira total salta a la vista en todas las actuaciones del régimen. Todas las críticas o protestas son respondidas con falacias, embustes, engaños de la peor laya. No podría ser de otro modo, pues se está cumpliendo a cabalidad con el funesto mandato del Foro de Sao Paulo. Hay que perseguir a los opositores, desmoralizar las fuerzas militares, poner contra la pared a los empresarios, pauperizar a la población para que se torne dependiente del Estado comunista, controlar con sobornos al Congreso y a los medios masivos de comunicación, incrementar los impuestos y gastar desmedidamente los recursos fiscales para generar inflación, meterle la mano al sistema de salud y a las pensiones, aumentar los costos laborales y destruir toda le economía para después justificar las expropiaciones y la imposición de una “república bolivariana” al estilo castro-chavista. Mientras tocamos fondo, hay que mentir, mentir y mentir para adormecer los espíritus, y sobornar, sobornar y sobornar a los inescrupulosos para que cambian su apoyo por el vil metal o por un ministerio.

Leamos a Alvear Sanín, de los pocos colombianos que se atreven a enfrentar la mentira total con la verdad total y recordemos la sabiduría de Marco Aurelio en momentos en que la injusticia y la maldad se quieren apoderar de nuestra querida Colombia.

miércoles, 8 de marzo de 2023

Indignación general contra Aureliano

Epicteto, el opinador
Por: Epicteto, el opinador*

Cuando las mayorías silenciosas de un país se levantan indignadas para manifestar su rechazo al régimen que las subyuga, como está ocurriendo ahora en Colombia, el papel del opinador se limita a constatar el hecho y dar fe del mismo ante propios y extraños.

En el escaso período de un semestre develó la extrema izquierda sus depredadores propósitos, así como su absoluta incompetencia para gobernar, desencadenando una incontenible ola de manifestaciones en contra de la camarilla castrochavista instalada fraudulentamente en el solio de Bolívar.

Calles, plazas y espacios públicos, testigos en el pasado de toda clase de desmanes protagonizados por las violentas hordas izquierdistas, son ahora el escenario de múltiples marchas de protesta contra el cambio populista que proponen Aureliano, el guerrillero-presidente, y sus camaradas. https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20230215-miles-protestan-en-colombia-contra-reformas-del-presidente-gustavo-petro

No obstante, las presiones gubernamentales de todo tipo, las encuestas arrojan cada vez una menor popularidad del tiránico régimen y falta de apoyo a sus irracionales propuestas. https://www.infobae.com/colombia/2023/02/28/gustavo-petro-tiene-una-desaprobacion-de-casi-la-mitad-de-los-colombianos/

El descontento no se limita al ciudadano de a pie. Hasta al propio gobierno ha llegado la crisis con la salida de tres ministros, forzada por la terquedad del camarada Aureliano en imponer la destrucción del sistema de salud, catalogado como uno de los más eficaces del mundo.

El país se ha lanzado desde el 7 de agosto por el despeñadero de la más grave catástrofe económica de toda su historia. Las cifras hablan por sí solas: El peso colombiano ha perdido la cuarta parte de su valor frente al dólar desde la elección de Aureliano. El desempleo se situó en el 13.7% y seguirá su espiral de crecimiento gracias a las absurdas políticas de eliminar la exportación de petróleo, disparar el gasto público con gastos innecesarios y perseguir a la propiedad. Con una inflación del 13,25%, máximo que no se conocía desde 1999, el pueblo colombiano será cada día más pobre. Se calcula un crecimiento del 2,2% para el primer trimestre de este año y del 1% para el consolidado anual. Con estas perspectivas, se ha iniciado el éxodo de compatriotas en busca de nuevas oportunidades en el exterior y la desviación de inversiones hacia otros países.

Hoy más que nunca, pese a la cacareada “paz total” con la que Aureliano pretende disfrazar la impunidad total para narcotraficantes y terroristas, los colombianos temen por sus vidas, por su patrimonio y por sus derechos fundamentales. No se explican cómo puede garantizarse la seguridad separando de un tajo a 70 generales de la cúpula militar, mientras se arma un colectivo, pagado por el Estado, con los vándalos de la “primera línea”, responsables de las tomas guerrilleras a las ciudades en el gobierno de Duque.

Ni se entiende cómo puede rebajar la criminalidad simplemente borrando del código penal conductas que hoy son tipificadas como delitos.

Ni aprueban los colombianos que el presidente, desconociendo la separación de los poderes, uno de los pilares de la democracia, exija la libertad de los vándalos de la “Primera Línea”.

La obcecación del gobierno populista por estatizar el sistema de salud, regresar al fracasado Seguro Social, dejar el manejo de los presupuestos de salud en manos de alcaldes y gobernadores, y destruir todo lo que hemos avanzado en atención de la población, ha conducido a una monolítica oposición del pueblo colombiano contra semejante despropósito.

Como si los anteriores motivos no fueran suficientes, claman los colombianos contra la dura reforma tributaria que colocará al país a la zaga de América Latina y sumirá al pueblo en la miseria; se alzan contra la corrupción rampante que involucra al hermano y al hijo del presidente y a varios de sus áulicos; se rebelan contra el infame favorecimiento que se otorga a los narcotraficantes, librándolos de órdenes de captura y de extradición, cesando de un tajo la erradicación de matas de coca, y ordenando el cese al fuego contra terroristas y narcos.

En diferentes puntos de la geografía nacional, se presentan bloqueos de vías y paros cívicos que evidencian el descontento general de la población. https://www.portafolio.co/economia/bloqueos-en-las-vias-de-colombia-81-bloqueos-en-los-31-dias-de-enero-578013

Rechazan los colombianos la violencia, alentada por la impunidad promovida desde la Casa de Nariño, que se ha enseñoreado del país. Masacres, asesinatos de líderes sociales, secuestros de integrantes de la fuerza pública, ataques a la empresa privada, invasiones de propiedades particulares, incremento de la criminalidad, están colmando la paciencia de los colombianos de bien.

Mientras tanto, la presión indebida de la dictadura comunistoide de Aureliano impide a los medios masivos de comunicación informar sobre el real panorama del país. La orden es: ¡Tapen todos los errores del Gobierno!, ¡Tapen la verdadera magnitud de las protestas!, ¡Sigan satanizando a la oposición!

Con la complicidad de los gobiernos social-comunistas del orbe y organizaciones criminales como el Foro de Sao Paulo, se procura mantener una aceptable imagen del régimen de Aureliano, algo en lo que es experta la mamertería internacional.

Ya el descontento empieza a ser canalizado y racionalizado a través de grupos activos en las redes que se encargan de la promoción de un paro nacional que conduzca a la paralización del país y la caída del espurio régimen.

Por otra parte, se ha estructurado un colectivo de abogados que viene trabajando en las soluciones judiciales para la hecatombe que viene causando la extrema izquierda en la conducción del Estado.

La unidad, de la que tanto se habla, se empieza a gestar, no en los pasillos del Congreso plagados de politiqueros que venden su conciencia al sátrapa, sino en el seno de todos los grupos de resistencia civil al oprobioso sistema comunista. Es una unión de la gente, no de los politiqueros de oficio. En una gran confederación se consolidarán todas las organizaciones, movimientos y grupos que ahora trabajan por reconstruir al país y devolver a los colombianos la seguridad, la garantía de sus derechos fundamentales, el libre ejercicio de la democracia y el respeto por la integridad de la familia tradicional, la vida desde la concepción hasta la muerte natural y los valores esenciales de nuestra civilización cristiana que sirven de sustento a nuestra nacionalidad. https://alianzareconstruccioncolombia.org/la-poderosa-reaccion-pendular-contra-petro-apenas-comienza/

Si nos sentimos en ocasiones solos en esta lucha, recordemos estas palabras de Thomas S. Monson: “Tus problemas no son tan pequeños como para que Él (Dios, Nuestro Señor) no los escuche, ni tan grandes como para que Él no conteste tu oración de fe”.