jueves, 18 de diciembre de 2025

Experiencias aprovechables de las elecciones chilenas

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

La victoria de José Antonio Kast, principal opositor del comunismo en Chile, en las elecciones presidenciales, es un hito que ratifica la tendencia de rechazo a la izquierda radical en América Latina.

En su vecindad, Javier Milei rompió la hegemonía que por años se dedicó a empobrecer a Argentina y Bolivia logró superar un dañino régimen marxista que lo avasalló durante 20 años. Ahora en Honduras, con el 98,77 % de las actas escrutadas, el candidato del Partido Nacional lidera los resultados con el 40,5 %, seguido del postulado por el Partido Liberal con el 39.2 %, mientras que la candidata comunista apenas llega al 19,3 %.

La tendencia se siente ya en otros países como Colombia, donde Abelardo de la Espriella, un candidato independiente, con un discurso abiertamente opuesto al régimen de Petro, gana cada día más aceptación en las encuestas de opinión, avance que se evidencia en las multitudes que lo acompañan en las concentraciones por todo el territorio nacional y en las 5 000 000 de firmas que recolectó en tiempo récord, sin pagar a nadie por su apoyo.

Por los lados de Venezuela se palpa un inusitado despertar de las gentes, a pesar del terrorismo de estado que se aplica con crueldad a todo aquel que se atreva a disentir del régimen de facto de Maduro. Ha sido prácticamente imposible para los “mamertos” de todas las latitudes ocultar el surgimiento de indignidad mundial contra el régimen y el acompañamiento solidario del mundo entero a la heroína María Corina Machado, distinguida con el Nobel de Paz, por su lucha contra la tiranía.

En las elecciones primarias obtuvo Jeanette Jara, la candidata comunista del oficialismo, el 28,9 % de la votación, seguida de José Antonio Kast, con el 23.9 %.

Obviamente, en la segunda vuelta cada uno logró incrementar su resultado con el deslizamiento de seguidores de otros partidos y de un “voto de opinión” conquistado a través de los programas propuestos por los aspirantes a la primera magistratura.

Hizo una sabia elección el candidato Kast eligiendo temas que tocan directamente con el bienestar del pueblo y con los principales conflictos que afectan a la sociedad chilena, descartando temas de carácter ideológico que sirven más para dividir que para unir a la Nación.

Priorizó su propuesta en el ofrecimiento de “orden, seguridad y confianza”, sentidas necesidades del pueblo chileno, cansado del caos, la violencia, la criminalidad y la invasión de inmigrantes ilegales.

En desarrollo de su programa, propuso reducir dramáticamente el gasto público, tomar medidas inmediatas y eficientes para garantizar la seguridad, construir cárceles de seguridad, para aislar del mundo exterior a los reclusos e impedir que sigan delinquiendo desde el penal, ejercer control estricto sobre migraciones y devolver a su país de origen a los ilegales, atacar con todo el peso de la ley y de la fuerza pública a los delincuentes, y garantizar la estabilidad tributaria.

Son alternativas bien diferentes a las que en Colombia se pretenden perpetuar desde el Gobierno, con el candidato del continuismo, Iván Cepeda, pero coinciden ampliamente con el programa de gobierno del “tigre” Abelardo de la Espriella. Como hemos visto anteriormente, la tendencia reinante en América Latina apunta a la solución del orden, de la guerra a la criminalidad y a la garantía de la seguridad para todos. Eso no puede tildarse de “extrema derecha como ya lo hacen los compinches de Petro y sus “idiotas útiles”, los de las candidaturas liliputienses.

No podemos ignorar las grandes diferencias entre Chile y Colombia a la hora de elegir presidente:

1. Todavía en Chile se respetan las instituciones y estamos presenciando cómo el mandatario está cumpliendo en forma ordenada y respetuosa con el traspaso de funciones al presidente electo. En cambio, el “camarada Aureliano” no pierde ocasión para atentar contra la separación de poderes, la voluntad soberana del pueblo y la Constitución que juro defender. Esa diferencia nos debe alertar pues, es un peligroso enemigo, dispuesto a utilizarlos medios más ruines (todas las formas de lucha) para perpetuarse fraudulentamente en el poder.

2. Además de los problemas señalados por el presidente electo José Antonio Kast, padecemos en Colombia de otras desgracias, que se han visto incrementadas en el actual período: el narcotráfico, la corrupción, el terrorismo, el vandalismo urbano, el dominio territorial por la guerrilla y los carteles de la droga, el desmoronamiento de la fuerza pública, el crecimiento de los gastos de funcionamiento del Estado, la elevación de las cargas tributarias, el desbarajuste de los sistemas de salud y pensiones, la disminución de empleos formales con reconocimiento de prestaciones y seguridad social, la mala calidad de la educación, la impunidad y falta de castigo a los criminales, la protección de la familia como núcleo central de la sociedad.

3. La composición el Congreso es factor de vital importancia que impondrá a Kast una política negociadora con los partidos afines a su programa para lograr su implantación. En Colombia, es esta una cuestión que se debe solucionar con la mayor celeridad. El candidato con mayores posibilidades de triunfo sobre la extrema izquierda, Abelardo de la Espriella, no cuenta con un partido que tenga representación parlamentaria ni inscribirá candidatos para el Congreso. Es hora de que los jefes tradicionales de los partidos de oposición busquen una alianza para lograr mayorías en el Congreso que apoyen al candidato de oposición que resulte escogido. De otra manera, conduciremos al país a un cuello de botella no deseado. Si no lo hacen, ¿quién puede hacerlo?