Luis Alfonso García Carmona
Cada día que pasa
seguimos aguantando más de lo mismo: las torpezas voluntarias o involuntarias
del camarada presidente. Por ello hemos reiterado hasta el cansancio, aunque
sin encontrar apoyo en nuestra indiferente dirigencia política, en la necesidad
de impulsar su separación del cargo mediante el juicio por indignidad
con arreglo a lo establecido en el art. 109 de la Constitución.
Grave nos parece el
rompimiento de relaciones con un tradicional aliado militar y comercial como
ha sido Israel, argumentando el “secuestro” de dos compatriotas por Israel
cuando viajaban en una flotilla con ayuda humanitaria para la población de Gaza.
Como todo lo que emana de este campeón de la mentira, no había tal
secuestro. Israel dispuso un bloqueo marítimo a la zona donde combate con
la organización terrorista Hamás, el cual fue violado por varias embarcaciones
repletas de activistas de izquierda; en consecuencia, procedió a detenerlas y a
remitir a sus ocupantes a Europa para su repatriación, lo cual es muy diferente
a lo que Petro califica como secuestro. No había tampoco ningún fin
humanitario. No se encontró en las embarcaciones ni siquiera una lata de
atún para entregar a los supuestos damnificados con el conflicto.
Como si fuera poco
este desaguisado, sigue obstinado en agredir a nuestro principal socio
comercial y aliado, los Estados Unidos. Pidió el encarcelamiento de su
presidente, y participó en un mitin callejero donde instó a los soldados
americanos a desobedecer las órdenes de su jefe, Donald Trump. Semejante
imbecilidad configura nada menos que una asonada y una indebida intervención en
la política interna de un país extranjero. ¿Tan rápidamente se le olvidó que
por un hecho similar acusó a una conocida periodista y precandidata de cometer
asonada?
En momentos en que
los Estados Unidos toma la decisión de combatir los carteles de la droga en
Venezuela, se le ocurre ordenar el despliegue inmediato de 25.000 efectivos
del Ejército Nacional para apoyar al cabecilla del Cartel de los Soles,
Nicolás Maduro, en caso de una confrontación con los Estados Unidos. Para no
dejar dudas de su complicidad, firma un acuerdo secreto con Maduro para
manejar conjuntamente la zona limítrofe del Catatumbo, epicentro de la
siembra y el transporte de la coca. No nos extrañemos que haya sido
descertificado por el gobierno americano.
Su alocado
propósito de exacerbar el odio de clases y ahogar el país en el caos para
propiciar el aplazamiento de las elecciones o la prolongación de su mandato
lo ha llevado a iniciar, como ya lo hiciera antaño, una escalada de vandalismo
contra la ANDI y el comercio, sectores ajenos al manejo de la política
exterior, dizque por las masacres de Gaza. Es apenas un anuncio de lo que
tendremos que padecer si permitimos la permanencia del sátrapa en el poder.
Ya el palo dejó de
estar para cucharas. Lo que se viene es la acción contundente y sin pausa
contra los enemigos de Colombia. Un llamado como el del candidato De la
Espriella, sin miedo y sin ambigüedades con la extrema izquierda, es lo que se
impone. No olvidemos que estamos en “modo supervivencia”.
