martes, 17 de junio de 2025

De cara al porvenir: ¡qué vivan las pelotas!

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

En el mundo del deporte, del cual yo me mantengo a prudente distancia salvo por mi fanatismo hacia el fútbol y alrededor del Atlético Nacional, se distingue entre juegos de equipo y juegos individuales, siendo ambos ejercicios de alta exigencia.

Un común denominador, salvo excepciones como las regatas, es que en los juegos de equipo la mayoría se desarrolla alrededor de una pelota. Veamos por ejemplo el fútbol, el baloncesto, el béisbol, el tenis, el ping pong, el voleibol, el cricket, el fútbol americano, el golf, el hockey, el sóftbol, el polo, el balonmano, el waterpolo, entre otros tantos.

Los juegos individuales, con algunas excepciones como el tenis, el billar o el golf, no: boxeo, natación, atletismo, gimnasia, tiro, arco, lucha, karate, judo, esgrima, ecuestres, surf, esquí, entre otros varios, entre los cuales se encuentran el ciclismo y el patinaje que pudieran ubicarse en los dos escenarios.

Lo cierto es que, en un país como Colombia, con nuestra propia idiosincrasia, con nuestros factores positivos y negativos, los éxitos deportivos los alcanzamos con juegos individuales, es decir, con esfuerzo personal y no grupal.

Los deportes individuales no convocan ni mueven multitudes como sí lo hacen los grupales.

Los mayores éxitos deportivos de Colombia los hemos obtenido a través del ciclismo, el patinaje, el atletismo, la lucha, el boxeo, el tiro, las pesas y la gimnasia. Esporádicamente se dan algunos triunfos aislados en otras disciplinas.

Por su parte, el fútbol genera pasiones, expectativas, esperanzas y fuerzas socio culturales de unión y de amalgamación a través de un equipo profesional o de una selección nacional.

Lamentablemente, hablando de la Selección, los triunfos se han tornado esquivos y debemos contentarnos –hasta la fecha– con ser buenos animadores de torneos, pero sin ningún título importante en nuestra historia.

Alguien argumentará que es cuestión cultural aquello de que no sabemos trabajar en equipo, que somos egoístas e indisciplinados, que no respetamos las reglas ni los planteamientos y que finalmente todo esto lleva a que seamos unos sempiternos segundones.

Lo que es cierto es que el deporte hoy, aporta los “nuevos gladiadores” modernos y que de alguna manera el deporte se ha convertido en una especie de “opio” que no solo entretiene, sino que, además, distrae, compromete y hasta enloquece a las masas, en gran medida debido al crecimiento e influencia de los medios de comunicación.

En los últimos años hemos alcanzado alguna visibilidad a nivel olímpico, trabajo que con plena seguridad se irá al traste debido a la negligencia y a la desatención que el actual Gobierno le ha dado a este importante aspecto social.

Lamentablemente la preparación para un certamen olímpico requiere tiempo y el cumplimiento de las diferentes jornadas y calendarios que van desde lo local, lo departamental, lo nacional, lo bolivariano, lo suramericano, lo panamericano y lo mundial.

Bueno, digamos que este ir y venir va acompañado de una falta de continuidad, que es otro de los factores que nos distingue como país subdesarrollado.

Esperemos que nos vaya mejor en la próxima reencarnación.