martes, 6 de mayo de 2025

De cara al porvenir: especie belicosa

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

En estos días terminé de leer el libro “El mundo: una historia de familias”, escrito magistralmente por Simón Sebag, lo cual me llevó así mismo a releer el texto “El libro negro de la humanidad”, escrito por Matthew White y la conclusión a la que uno puede llegar a grandes rasgos es que los humanos somos una especie violenta y despiadada como puede verse a través de los registros históricos desde las tablillas cuneiformes hasta nuestros días.

Somos una especie violenta, tenemos un ADN violento, las pasiones nos guían y las ansias de poder, los distintos tipos de interés y el sexo, nos han llevado a conflictos, guerras, genocidios y lo que parece absolutamente inexplicable es que no nos hayamos aniquilado completamente desde hace mucho tiempo: somos unos verdaderos vándalos asesinos.

Se crean imperios, caen imperios, aparecen líderes que son reemplazados por otros líderes, las sucesiones no respetan ni credo ni condición, no existe la piedad ni la clemencia ni la misericordia para los derrotados y las grandes obras de infraestructura de cualquier tipo, construidas en cualquier tiempo, en cualquier lugar del mundo, han sido realizadas por esclavos cuyos cadáveres ultrajados están en sus propias cimientes.

No se respeta ni el género, ni la edad, ni la unidad familiar, ni la identidad tribal. Todos, a través del tiempo y el espacio geográfico, han sido masacrados y han empleado la violación como instrumento sistemático de humillación para los perdedores y de disfrute para los ganadores.

Mujeres y niños han sido siempre los mártires de turno y al sol de hoy todavía vivimos y somos testigos de esta masacre sistemática y continuada.

El Homo sapiens es solamente una etiqueta producida por la soberbia de los propios hombres que en su momento destruyeron a sus otros competidores.

El llamarnos a nosotros mismos desde épocas inmemoriales como hijos de los dioses, en algunos casos hechos a su imagen y semejanza, evidencia nuestra presunción, nuestra absoluta soberbia, pero deja muy mal parados a todos los dioses.

Algunos dirán que esta exposición es negativista y que la mayoría de los “buenos somos más”, lo cual respeto profundamente, pero dejo claro que estas posturas ingenuas son producto de la desinformación, del negacionismo o de una ignorancia supina. Esos “buenos” a los que se pueden referir algunos, son la carne de cañón, las víctimas históricas que han sido amenazadas, perseguidas, violentadas, torturadas, violadas y aniquiladas por los diferentes personajes ansiosos de poder y por las diferentes instituciones que han defendido los intereses de los poderosos de turno, quedando claro que no se salva ninguna institución que haya existido o exista en el planeta. Acepto que, como en cualquier actividad humana, alguna o algunas puedan ser la excepción.

Todo esto se enredó cuando el primer híbrido de simio y hombre dijo la expresión “mío”.

Ahí comenzó todo, lo mío no es lo tuyo, y si yo soy más fuerte, pues los tuyo va a ser mío.

No queda títere con cabeza. Los espacios geográficos, las riquezas naturales, el agua, los pueblos y las ciudades y, sobre todo, la abundancia de esclavos potenciales... los humanos del común.

Uno podría decir ante estas circunstancias que el “proyecto humano” ha fracasado.

La Caja de Pandora es un recipiente de la mitología griega, que, según el relato, contenía todos los males del mundo. Pandora, la primera mujer creada por los dioses, recibe la caja con la prohibición de abrirla, pero finalmente cede a la curiosidad y libera todos los males, trayendo sufrimiento a la humanidad. Al abrirla, todas las pasiones se salieron de la caja para perjuicio del hombre y la única que quedó fue la esperanza.

Aquí nos queda pues la esperanza de que algún día los sapiens actuemos como tal, antes de que seamos reemplazados por otra especie.

Parodiando un cuento de la antigua Yugoslavia, digamos: “Con 2 eslovenos se forma un coro. Con 2 croatas se forma un parlamento. Con 2 serbios se forma un ejército…, en Colombia con cada 2 de nosotros se forma un conflicto interno”.