Luis Alfonso García Carmona
Me permito presentarles estas reflexiones
sobre la crisis del país y la estrategia adecuada para su solución.
Reflexiones
previas
- Debemos tomar conciencia de que la hecatombe que nos afecta no se
soluciona solamente con la separación del guerrillero-presidente del
poder, pues sería reemplazada por su vicepresidente. Se requiere ponerle
fin a la profunda descomposición que afecta todos los aspectos de la vida
en sociedad. Hay que devolverle a Colombia la ética y transparencia en la
gestión pública, la vigencia de los principios democráticos y el respeto
al Estado de Derecho, la seguridad para sus pobladores, la sustitución de
quienes acceden al poder sin tener las condiciones morales y profesionales
para ejercerlo, el respeto por las normas universales de comportamiento y
convivencia.
- Después de dos años y medio de régimen de orientación
castro-chavista, es necesario, además, trabajar eficazmente en la
erradicación del narcotráfico, eliminación de la corrupción rampante,
detener la recesión económica y el déficit fiscal, revertir las reformas
que afectan a la salud y la seguridad social, reformar a fondo la
administración de justicia contaminada de venalidad y politiquería, crear
riqueza para atender adecuadamente a la generación de empleo y a las
necesidades de los más vulnerables, proteger a la institución de la
familia, reorientar la educación para la formación de honestos ciudadanos,
corregir las falencias de nuestra débil democracia y cuidar del medio
ambiente sin que ello se convierta en obstáculo para nuestro desarrollo.
- Todo lo anterior requiere no solo de un candidato a la presidencia,
sino de un equipo comprometido con el bien común y no meramente con ganar
en una confrontación electoral. Las reformas constitucionales y legales
que se necesitan para este mínimo programa de recuperación del país
requieren la unión de la mayoría del pueblo colombiano.
- Este tremendo desafío no es posible desarrollarlo en el corto
período de 4 años. Por eso, hay que procurar el mantenimiento de las
riendas del poder en manos de “los buenos” al menos durante 4 períodos
presidenciales, es decir, 16 años. Vemos el ejemplo de Bolsonaro, Uribe y
otros que lograron acceder al poder derrotando a la extrema izquierda,
hasta que los derrotados recuperaron el mando y cambiaron la sana
orientación por el regreso a las anquilosadas tesis del marxismo.
- La llegada de la izquierda radical al poder en Colombia tiene unas
causas muy claras: el humillante y espurio Acuerdo de La Habana, los
gobiernos transaccionales de Santos y Duque, la cobardía o complicidad de
los desacreditados líderes políticos que se han negado a liderar una
contundente oposición contra el petrismo y el fraude monumental auspiciado
por las autoridades electorales. De allí que la solución esperada no puede
provenir de esos sectores. Tendremos que apelar a los colombianos
independientes, no contaminados de la vieja politiquería ni esclavizados
por la dialéctica castro-chavista. Esos colombianos que ganaron el
plebiscito en contra de todos los grupos de presión, los mismos que en
forma espontánea salen a marchar en contra de Petro y gritan “¡Fuera,
Petro!” en los estadios y coliseos.
La
estrategia: conformar una gran fuerza de oposición y reconquistar el poder
Como consecuencia de las reflexiones
anteriores, propongo que trabajemos en la conformación de una gran fuerza de
oposición y reconquista del poder con las siguientes características:
- Convocar a los colombianos, sin distingo de credo, ideología
política, etnia, clase social, etc., a que trabajemos por un solo
objetivo, sin necesidad de que tengan que afiliarse a un nuevo partido.
Basta que se comprometan con la recuperación del país en todos los
aspectos.
- Esa gran fuerza, independiente de los viejos caudillos políticos,
deberá comprometerse con la separación de la camarilla petrista del poder
y con la reconstrucción del país en un período de 16 años, o sea, 4
períodos presidenciales. Sería una especie de Frente Nacional para la
Salvación de Colombia, no elevada a norma constitucional, pero sí pactada
por los colectivos que representan a las grandes mayorías involucradas:
personal de la salud y pacientes convertidos en dolientes, veteranos de la
Fuerza Pública, cotizantes al riesgo de vejez preocupados por la suerte de
sus futuras pensiones, pensionados de los sectores público y privado,
transportadores, empresarios grandes, medianos y pequeños, sectores
afectados con la mala gestión petrista.
- Hay que convertir a cada colombiano en un activista. Como en las
legiones romanas, si tú empiezas con tus seres más allegados, ya eres un
decurión (con menos de 100 contactos) y avanzas hasta convertirte en un
centurión (con más de 100 contactos). Tus armas serán el celular y el PC
para mantener contacto con tus seguidores. Puedes, por ejemplo, entrar al
portal www.alianzareconstruccioncolombia.org y
compartirles los textos y noticias que más te gusten y establecer un
diálogo virtual con tu grupo. No te exigiremos cuotas ni asistencia a
reuniones. Basta con tu trabajo virtual para multiplicar hasta el infinito
nuestra fuerza opositora y de resistencia.
- No debemos adelantarnos a elegir candidatos a la presidencia cuando
ni siquiera sabemos si habrá elecciones, según las pistas que ha dado el
guerrillero-presidente que aspira a perpetuarse en el poder. En caso de
que las hubiere, debemos preparar nuestras fuerzas desde ahora y, en su
momento, tomar libremente la decisión de elegir un aspirante que encarne
nuestros principios e ideales. No podemos entregarnos prematuramente a
cualquier político que demande nuestros votos.
- Creemos firmemente que el candidato, en representación de esta
fuerza patriótica, debe conquistar la adhesión de millones de buenos
colombianos, convocándolos a participar activamente en una sola tarea: “el
milagro económico” para convertir a Colombia en una potencia económica y
en el mejor país del mundo para vivir.
- La implementación del “milagro económico” incluye propuestas
sectoriales en múltiples aspectos como los siguientes:
- Protección del derecho a la vida y de la institución de la familia.
- Profunda reforma de la administración de justicia.
- Restablecimiento del orden y la paz pública:
- Pena de muerte para crímenes atroces y de lesa humanidad.
- Seguridad física y jurídica de las personas y sus bienes.
- Guerra al narcotráfico.
- Gran revolcón carcelario: castigo, reeducación y reinserción.
- Erradicación de la corrupción y el despilfarro.
- Desarrollo acelerado del capitalismo sabio y del "milagro
económico":
- La cultura de la concordia, fraternidad y equidad cristianas.
- Crecimiento económico y generación de empleo.
- Agro industrialización estratégica y puertos.
- Plan decadal inmobiliario Singapur: ciudades integrales
reemplazarán los vergonzosos cinturones de miseria.
- Colombia, la esquina latinoamericana del software, la IA y la
banca.
- Avanzada red de vías fluviales.
- Derogatoria del pacto de La Habana, no solo por su espurio origen,
sino porque incluye obstáculos que impiden el desarrollo del programa del
“milagro económico”.
- Revuelta a la educación.
- Recuperación de la seguridad social, con la inversa de las reformas
pensionales y de salud.
- Cuidado del medio ambiente, sin que se convierta en freno para el
desarrollo.
- Fortalecimiento de nuestro débil sistema democrático.