Luis Alfonso García Carmona
Todo hay que decirlo. No
toda la culpa de semejante despropósito es atribuible a quien lo nombró para
representar al pueblo colombiano ante el país asiático. Como lo exponen
claramente los periodistas del blog Los irreverentes, “ pocas
personas pueden representar los vicios, la corrupción moral, la depravación, la
suciedad, el desorden y la falta de modales de Gustavo Petro. Una de ellas es
Daniel Mendoza.” No se podía esperar nada distinto, pues nadie
da lo que no tiene. Lloren ahora
quienes con su voto eligieron a un guerrillero sin ningún límite moral ni ético
como Presidente de los colombianos.
Es una muestra más de lo que venimos sosteniendo:
La raíz de todos nuestros males
está en el abandono de los principios éticos, de la ley natural, del respeto a
Dios y a su autoridad como creador de todas las cosas, de la búsqueda del bien
común integral desde el ejercicio del poder, de la dignidad espiritual y
material de la persona humana por encima de los intereses materiales del
Estado.
Con exceso de ingenuidad algunos compatriotas
esperan que con unas instituciones administradas por gentes de la calaña de
este nuevo embajador y de quien lo nombró “ a su imagen y semejanza”, vamos
a superar la crisis en la que nos debatimos. O que la clase dirigente, en un
acto patriótico y de desinterés , que no conocen ni por el forro, van a
renunciar a sus mezquinos intereses para unirse contra el sátrapa. Eso equivale
a pensar con el corazón. Alabo su buena voluntad pero, a mi pesar, no abrigo
esperanzas en esas utópicas fantasías.
Recordemos las escapadas del tirano a Panamá,
donde fue fotografiado paseando con un sujeto “trans” mientras debería
estar cumpliendo compromisos oficiales a los cuales llega tarde o no asiste aduciendo que estaba
cumpliendo con su “agenda privada”. O el nombramiento del ideólogo radical de
izquierda Daniel Rojas como Ministro de Educación, calificado como premio a
un atarván, ya que frecuentemente utiliza por las redes toda clase de
groserías para insultar a sus opositores. Un bonito ejemplo de civismo y
comportamiento para los jóvenes por parte de quien tiene la responsabilidad de
su orientación.
Seguiremos viviendo esta putrefacción mientras
no adoptemos una vertical posición contra aquellos que pretenden seguir demandando
el voto de los colombianos para seguir en lo mismo: el gobierno de los
mediocres, de los que carecen de valores, de los que sólo buscan la destrucción
del país. No podemos seguir cometiendo el tremendo error de adherir a candidatos
de los cuales no conocemos sus programas, su trayectoria y sus principios
éticos.
Con mucha razón escribía hace poco el escritor
Jairo A. Trujillo Amaya en Portafolio : “En fin, se requiere un líder que
entienda que no es cosa de carisma o imagen el tema de llegar a la primera
posición del Estado. Es un liderazgo basado en el servicio y los principios
cristianos de solidaridad y amor por al prójimo garantizado por un ambiente
de paz, educación, salud y justicia eficaz.”
No puedo menos que resaltar, en contra de este
proceso de envilecimiento, las valerosas convicciones que expresó el candidato
independiente Santiago Botero : “Yo me iba a vivir a Estados Unidos , me
dieron la visa de talento con lo que tenía la posibilidad de ser residente,
pero la verdad es que sentí el llamado de Dios. Yo soy católico y siempre lo he
tenido como mi socio. Sentí el mensaje de que tenía que trabajar en nuestro
país. Por eso dejé todo. Seguramente usted ha oído el Evangelio del joven rico
que se acerca a Jesús y le dice que cumple todos los mandamientos y él le pide
que venda todo y se lo dé a los pobres y eso es lo que estoy haciendo y soy
obediente y estoy trabajando para el bienestar de las demás personas” (Revista
Alternativa, noviembre de 2024).