Pedro Juan González Carvajal
Me hace
caer en cuenta mi muy querida excompañera de estudios universitarios Merce
Arcila, que en Colombia hay que mirar con ojo agudo el GINI.
El Coeficiente de Gini, también conocido como índice de Gini,
es una medida
económica utilizada para medir la desigualdad de ingresos dentro de una
sociedad. Este indicador
fue desarrollado por el estadístico italiano Corrado Gini en el siglo XX.
El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, donde 0 se corresponde con la perfecta
igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 se corresponde con la perfecta
desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno).
El coeficiente de Gini se
mide en una escala de cero a uno, donde cero constituye a la igualdad perfecta en la que todos
tienen los mismos ingresos y uno equivale a la desigualdad máxima, en la que
una sola persona acumula todos los ingresos. Un valor de 0,5 indica que la
distribución de rentas es igualitaria.
Para calcular el coeficiente de Gini se utiliza el
diagrama de Lorenz, que representa de forma gráfica la distribución de ingresos
de una población. En este diagrama, el eje horizontal muestra el porcentaje
acumulado de la población, desde el más pobre hasta el más rico, mientras que el
eje vertical equivale al porcentaje acumulado del ingreso total de la
población.
El coeficiente de Gini se calcula como el área entre la línea de
igualdad (que representa la distribución de ingresos perfectamente equitativa)
y la curva de Lorenz (que muestra el reparto real de rentas). Cuanto mayor sea
el área entre estas dos líneas, mayor será el coeficiente Gini
y, por lo tanto, mayor será la desigualdad.
El índice de Gini y el
coeficiente de Gini representan el mismo concepto, la única diferencia está
en que el primero se expresa en tanto por cien. Así, el índice de Gini es igual
al coeficiente de Gini multiplicado por cien y expresado en porcentaje. Por
eso, puede ser que los valores se muevan ente cero y uno o entre cero y cien.
Durante el año 2023, Colombia logró una reducción
significativa en la pobreza monetaria, disminuyendo 3.6 puntos porcentuales, al
pasar del 36.6% en 2022 al 33% en 2023.
Digamos en gracia de discusión que el GINI estará bien
calculado si se tienen en cuenta las condiciones de la totalidad de los
habitantes de un territorio o de un país sobre los cuales el gobierno pueda
ejercer su condición de autoridad constitucional sin ningún tipo de restricción
o de veto.
En Colombia se presenta un caso bien complejo pues, por un
lado, existen prerrogativas constitucionalmente respaldadas para respetar las
costumbres, tradiciones y cultura de nuestros ancestros indígenas, lo cual
suena absolutamente obvio.
Por otro lado, el Estado a través de los gobiernos de turno
debe garantizar que toda la población pueda acceder a sus derechos
constitucionales, entre ellos la vida, el desplazamiento, el acceso a los
servicios públicos, la salud, la educación, la vivienda, la propiedad, entre
otros varios, lo cual es absolutamente necesario y de responsabilidad de las
autoridades legalmente constituidas.
Sin embargo, se presentan varios parangones, cuando la
cultura ancestral indígena choca con la cultura occidental en temas como la
salud y la educación, ya que deben ser respetadas sus tradiciones, pero el
Estado debe velar y es responsable por la salud de los niños, lo cual entra
permanentemente en conflicto.
¿Si se enferma un niño y la comunidad indígena no permite que
los médicos se encarguen del asunto, entonces quien es el responsable si el
niño muere?
La población indígena como otras etnias minoritarias viven en
la pobreza, pero es aún más difícil establecer estrategias y mecanismos para
mejorar sus condiciones debido a lo anteriormente enunciado.
Si en Colombia somos unos 50 millones de habitantes y tenemos
un saldo entre el 5% y el 10% de la población que es indígena, que vive en la
pobreza y que debido a su autonomía es difícil ofrecerles o establecerles
programas de mejoramiento en varios campos como al resto de la población,
pues entonces no van a salir nunca de
la pobreza y ese hecho hará que nuestro cálculo del GINI se vea afectado pues
no cubre sino al 90% o 95% de la población.
Tiene razón mi querida Merce cuando llama la atención con
respecto a este desbalance estructural de la ecuación.
Otra mirada, para el mismo cálculo del GINI es la extremada
concentración de riqueza en cabeza de muy pocas personas, lo cual desvirtúa el
promedio general. ¿Qué pasaría si las sacáramos del cálculo? Considero que
aumentaría el nivel de pobreza y en términos de ingreso quedaríamos promediados
por lo bajo.
Lo que es claro es que la toma de decisiones en un país como
Colombia está soportada en una información muy inexacta, lo cual lleva a
equivocaciones voluntarias e involuntarias y pone en evidencia la inexistencia
de un mecanismo apropiado para la redistribución de riqueza y el ejercicio de
la compensación.
Como dice una tradicional valla en la vía las Palmas, “No sé,
pero estoy seguro”.