miércoles, 21 de agosto de 2024

El Río Medellín y EPM

Andrés de Bedout Jaramillo
Andrés de Bedout Jaramillo

Medellín resolvió, hace como 70 años, canalizar su río para tener una mejor utilización de sus tierras, en el proceso de crecimiento poblacional e industrial, que se iniciaba, al igual como lo hicieron las principales ciudades del mundo.

La canalización de los ríos y la ocupación de las tierras aledañas generó el no poder seguir contando con las zonas de inundación y contribuyó a la rápida recolección y conducción de las aguas lluvias que incrementó la velocidad del agua e hizo de las crecientes un temible enemigo.

Con el río canalizado, la conducción de los alcantarillados y las aguas negras y servidas de los hogares y las industrias, convirtieron al río en una cloaca, mal oliente y sin vida. 

Afortunadamente el trabajo que nuestras EPM han desarrollado, para resolver este problema y cuidar nuestro río, es impresionante.

En primer lugar, la separación de las aguas negras o servidas de las aguas lluvias, en toda la ciudad y casi toda el área metropolitana, a través de una red de alcantarillado que se extiende como una telaraña por todo el territorio, para llevar todas las aguas negras o servidas a los colectores que las conducen a las dos costosísimas plantas de tratamiento que se han construido hasta el momento, San Fernando, para tratar, como 1.5 metros cúbicos por segundo y Niquia para tratar como 3 metros cúbicos por segundo, las materias fecales, orines y demás aguas negras o servidas que producimos diariamente los habitantes del Área Metropolitana de Medellín, integrada por 10 municipios. Solo faltan la red de alcantarillado y colectores requeridos para separar las aguas negras de las lluvias y sus colectores correspondientes, en los municipios de Caldas, en el sur, y de Copacabana, Girardota y Barbosa en el norte, donde se requerirá de otra muy costosa planta de tratamiento, en consideración a la conurbación y desarrollo industrial de la zona.

En estas plantas de tratamiento se separan los lodos y se generan gases que son inyectados a las redes domiciliarias de gas natural que llegan a nuestros hogares e industrias.

La mejor colaboración como ciudadanos de bien, con estas plantas de tratamiento, es la de no arrojar a los sanitarios, ni pañales, ni papel y toallas higiénicas, ni preservativos.

En el norte, donde el Río Medellín se convierte en El Porce, el relleno sanitario La Pradera cuenta con su planta de tratamiento de lixiviados, lo que asegura una alta descontaminación, antes de tributar sus aguas al río Nechi, con un caudal de 50 metros por segundo; faltaría un gran esfuerzo y cultura de todos los ciudadanos, para evitar que en las aguas lluvias se sigan mezclando basuras, excrementos de perros, gatos y hasta humanos, que a estas alturas se depositan en vías públicas y zonas verdes, haciendo que las aguas lluvias separadas de las negras, lleguen contaminadas al río.

El río Medellín cuando se convierte en el Porce, es aprovechado por EPM con dos plantas de generación de energía hidráulica, Porce 2 y 3, donde ya se evidencian variedades y cantidades de peces, como prueba fehaciente, de la recuperación de vida en el río.

La canalización y el cauce del río requieren de mantenimiento y vegetación, para mitigar los efectos erosivos de las fuertes crecientes, sobre la vía del metro y el futuro tren de cercanías, al igual que la gran cantidad de quebradas que tributan al río, donde también debemos evitar la cantidad de basuras que a ellas se arrojan y terminan deteriorándolo.

Gracias a Dios por nuestro río y por habernos permitido en las pasadas elecciones, recuperar el rumbo de nuestras EPM.