miércoles, 21 de febrero de 2024

Usted y yo tenemos la palabra

Luis Alfonso García Carmona
Por: Luis Alfonso García Carmona

Cerca de un año y medio llevamos los colombianos padeciendo la peor crisis política de nuestra historia. Se ha arrasado con el Estado de Derecho y con la libertad de los ciudadanos a elegir válidamente, no a través del fraude, a su presidente y a los miembros del Congreso. La gestión pública está orientada a la mutación de Colombia en un narco-estado subyugado por el comunismo internacional, a perpetuar la izquierda radical en el poder, a apoderarse de los dineros públicos y del ahorro de los trabajadores, y a desmoronar los más elementales servicios de bienestar, como lo son la salud pública y el sistema pensional.

Salvo contadas y ejemplarizantes excepciones, ha contado la camarilla gobernante con la ausencia de una eficaz oposición política, ya que el soborno ejercido a través del reparto descarado de prebendas y dinero ha superado cualquier rezago de ética por parte de los representantes de la “oposición constructiva” en el Congreso. Gracias a la generalizada falencia moral, este perverso régimen ha podido avanzar en su frenesí revolucionario y destructivo.

Expósito de una dirección capaz de detener la avalancha demoledora de nuestras instituciones, el pueblo colombiano ha tenido el coraje y la sabiduría para responder en forma espontánea a las voraces pretensiones de la extrema izquierda.

Sin que medie la actividad rectora de los partidos autodenominados “de centro” o “de centro-derecha”, observamos cómo en las encuestas de opinión continúa la curva descendente de favorabilidad del Gobierno, que ya llega al 64 %.

En los estadios, plazas de toros, salones de conciertos y lugares de concentración de masas se escucha unánimemente el grito “fuera Petro”.

Y hasta la calle, el escenario preferido por la izquierda criolla para escenificar sus “estallidos sociales”, ha sido recuperada por los movimientos cívicos y los veteranos de la fuerza pública para protestar pacíficamente contra la dictadura “castro-chavista”.

Como si faltara alguna evidencia, en las pasadas elecciones, donde se decidía el futuro de las regiones, resolvió el pueblo convertir los comicios en un verdadero plebiscito manifestando en las urnas su rotundo rechazo a los amigos del Gobierno. Allí se sentenció de la manera más clara la próxima caída del sátrapa guerrillero.

Reconozcamos que ha surgido una nueva opción en el panorama político colombiano: La oposición cívica, espontánea e independiente compuesta por hombres y mujeres de bien, comprometidos con el futuro del país y con el bienestar de todos los colombianos.

Hemos adoptado como bandera el juicio político por indignidad para derrocar a quien ejerce de manera espuria el poder ejecutivo. Y lo hacemos conscientes de que es el único camino viable dentro de nuestro ordenamiento jurídico, porque somos respetuosos de la ley.

No buscamos nada diferente a encender una luz que nos guíe hacia la reconstrucción del país y la demolición del andamiaje marxista-leninista que carcome nuestras instituciones.

¿Cómo podemos lograr el éxito en nuestra empresa? Cada uno de nosotros debe cumplir con su tarea. No esperemos que vengan mesiánicos líderes a hacerla por nosotros.

Tampoco nos es permitido cruzarnos de brazos a la espera de ser liberados mediante un golpe de Estado.

Ni es una opción probable la esperanza de que algún día abandonen los caudillos políticos sus particulares intereses para unirse con el propósito de rescatar a Colombia de la barbarie materialista y corrupta que nos asfixia.

No, queridos compatriotas. La solución está en nosotros. Usted y yo tenemos la palabra.