martes, 15 de agosto de 2023

De cara al porvenir: dos realidades

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Acaba de llamar la atención de los colombianos el señor secretario de Transparencia de la Presidencia de la República con respecto a que, según los datos oficiales, la impunidad con relación a los casos de corrupción llega al 94%.

¿Qué puede decir uno ante esta realidad palmaria?

Una reflexión preliminar diría que este es un país corrupto desde su ADN o que los ciudadanos de todo tipo nos hemos dejado secuestrar por estos pillos y nos hemos convertido en sus cómplices, ya por pasividad, ya por omisión, ya por desinterés.

Da rabia pensar en que el Estado en su conjunto y obviamente desde el Gobierno de turno se propongan periódicamente reformas tributarias que cada vez más asfixian a los colombianos, en vez de emprender una lucha frontal contra este flagelo, caiga quien caiga.

También entra en cuestionamiento la real utilidad de la existencia del aparato de justicia encargado de estos temas. Con solo un 6% de resultados, podríamos ahorrarnos esa platica y simplemente acabar con esta organización… ¡Y no pasaría nada!

Independientemente de las preferencias políticas de cada uno, es imposible no reconocer que, en el ámbito nacional y en el de la capital antioqueña, los gobiernos en ejercicio se han caracterizado por lo ruidosos. ¡Qué cansancio!

Parecen ambos una verdadera zarzuela. Los diferentes actores entran o pasan por el escenario, unas veces cantando, otras veces llorando, unas veces maldiciendo, otras orando, a ratos desenfundan las armas, cantan en coro, a dúo o individualmente en diferentes tonos, todos a una o cada cual por su lado. Otra vez ¡Qué cansancio!

Estamos ante una verdadera lluvia de anuncios y muy pocas realizaciones. Estamos siendo testigos de una rotación desmesurada de ministros, secretarios y directores en ambos gabinetes. De igual manera, permanentes denuncias de actuaciones indelicadas –por decir lo menos– de muchos de los miembros de los gabinetes. También sentimos “pena ajena” por algunas declaraciones que contienen ideas mal expresadas o ideas definitivamente traídas de los cabellos. Además, se ha vuelto norma la descortesía de no llegar a tiempo a reuniones programadas o simplemente no llegar.

Para colmo de males, existe un tono pendenciero con respecto a aquello o a aquellos que se interponen en el logro de sus intereses.

No podemos dejar atrás, ni mucho menos al lamentable espectáculo del congreso nacional y del concejo municipal, cuya coherencia y compromiso deja mucho que desear. Definitivamente su nivel de desprestigio es absolutamente merecido.

Muchos anuncios de inversión, y la pregunta obvia sería: ¿está claro de dónde van a salir los recursos?

El uno ajusta su primer año de gobierno y el otro termina en unos meses.

La buena noticia ha sido el fallo favorable de la Corte Penal Internacional de La Haya y la mala, la inclemencia climática y los desastres que han costado decenas de vidas humanas y un impacto terrible en la infraestructura vial, lo que restringe nuestra movilidad interna y nuestra pretendida competitividad. Falta que llegue el verdadero verano con toda su intensidad, para que la escasez de agua nos ponga en jaque con racionamientos, y afectación de la agricultura.

Pregunta ingenua: antes se tenían culpables por la subida del precio interno del dólar. ¿Ahora también serán responsables de la caída de su valor?