lunes, 27 de marzo de 2023

De cara al porvenir: ejercicio profesional

Por Pedro Juan González Carvajal 

Pedro Juan González Carvajal

Una destacada profesional, lectora de esta columna de opinión, me hace una reflexión que considero válida y que quiero compartir con ustedes.

En estos días circuló un meme que tomaba cierta información comparativa donde se evidenciaba que Colombia es el país más madrugador, pero así mismo el menos productivo de los países asociados a la OCDE.

La reflexión parte del hecho de que entonces, ante los resultados, era bobada madrugar, a lo cual añadió la persona en mención: “Y que bobada ir a trabajar, si los jefes piensan que hay que ser multifuncional, y eso ya es un acto de heroísmo, termina uno haciendo de todo y no haciendo nada. Además, que piensan que el día tiene 50 horas y hay que cumplir con todo a la vez. Adicionalmente, se creen genios, su falta de foco los lleva a dar muchas ideas, y a ejecutar poco. Deberíamos aprender de los alemanes… una cosa a la vez”.

Considero que la anterior aseveración confirma lo que sucede en muchas organizaciones, de pronto no por mala voluntad, sino por falta de experiencia o de idoneidad de algunos “jefes” que, resguardados en el activismo, tratan de compensar su poca experiencia y/o solvencia profesional.

Se debe generar un ambiente de trabajo donde se trabaje con alegría, con responsabilidad y enfocados en resultados.

Muchas veces la urgencia o la restricción de recursos nos hacen hacer malabares y generamos condiciones de trabajo desfavorables donde la buena intención termina siendo contraproducente y donde lamentablemente el cortoplacismo afecta el mediano y el largo plazo.

Las cargas laborales deben ser evaluadas permanentemente, pues el uso intensivo de la tecnología nos está invadiendo y confundiendo el espacio personal con el laboral, lo cual no tiene sentido.

Son tantos los frentes por atender de manera simultánea que muchas veces el orden natural de las cosas, el 1, 2, 3 se trastoca por una serie de actividades que sirven para picotear algunos de esos frentes, pero no para atender debidamente sus características y exigencias.

Eso de ser jefe tiene su cuento. No es solo el ejercicio de una autoridad temporal, sino el hecho de orientar, motivar, hacer seguimiento y garantizar el cumplimiento de los objetivos planteados.

La tan anhelada productividad está asociada al nivel de compromiso de los individuos, así como a lograr eficiencias en los procesos y en las actividades.

El orden en las decisiones y las instrucciones correspondientes condicionan favorable o desfavorablemente el logro de los objetivos y hacen que la gente sea productiva o no.

El jefe debe ser guía y dar ejemplo en todos los ámbitos. Debe ser foco de aprendizaje para sus colaboradores. El tener un jefe del cual no se aprende nada, es un factor de enorme insatisfacción y desmotivación.

Por ahora, para cerrar el ciclo de la reflexión recordemos que “No por mucho madrugar, amanece más temprano”.