Por: Pedro Juan González Carvajal*
Acabamos de terminar el Campeonato Sudamericano de Fútbol Sub-20
con resultados que serán tema de otra conversación.
Llama la atención que el equipo colombiano haya dejado abierta
la puerta con representantes y equipos del exterior para hacer negociaciones
con algunos de nuestros buenos pichones de jugadores en pleno torneo, echando
por la borda todo un proceso de entrenamiento y concentración, donde el pobre
entrenador, a las carreras, tiene que suplir de manera improvisada la nómina principal
de quienes eran titulares indiscutibles, con otros jugadores, dentro de su
proyecto para encarar este campeonato.
¿Por qué esto no le sucede a ninguno de los otros equipos
en contienda? ¿Un torneo de selecciones nacionales con diferentes categorías no
merece ser respetado máxime que es conocida su realización con suficiente
anticipación?
Lamentablemente viene a la mente la suspicacia y entonces
se empieza a especular que tanto directivos como cuerpo técnico podrían llegar
a tener algún beneficio económico con la negociación de turno, sacrificando los
altos intereses de la nación.
¿Quién es el responsable? ¿Sabían que esta situación podría
presentarse y aun así convocaron a estos muchachos a conciencia de que en algún
momento del campeonato se podrían separar de la concentración?
No sabemos hacer valer ni la condición de organizadores ni
de anfitriones para que se nos respete. Una evidencia más de que nuestra clase
directiva en todos los órdenes y niveles deja mucho que desear.
Pasando a otro tema también tragicómico, se ha vuelto
repetitivo el hecho de que algunos ministros del actual gobierno sean
desafortunados (no quiero emplear otra expresión) para hacer propuestas,
responder interrogantes o hacer presentaciones, lo cual ratifica el pensamiento
de un muy querido profesor universitario quien sostiene que la única condición
que se requiere para ser ministro es que lo nombren.
Este Gobierno requiere que los ministros sean buenos escuderos,
pues estamos frente a una numerosa cantidad de reformas que necesitan no solamente
conocimiento, si no, además, una gran capacidad de comunicación y una gran habilidad
de negociación
Habiendo tanta gente preparada, es un costo y un desgaste
innecesario en el que incurre un presidente al nombrar personas que en el
ejercicio de sus funciones evidencian su desconocimiento de lo básico del tema
bajo su responsabilidad, se vuelven ruidosas, generan conflicto y además acrecientan
la incertidumbre.
El mundo mediático en el cual estamos inmersos requiere
conocimiento, preparación, malicia y habilidades para poder dar declaraciones
serias o al menos que no comprometan la credibilidad de las personas y menos aún
de la Institución y el Gobierno que representa.
Todos los asuntos de gobierno tienen aspectos políticos,
técnicos y económicos. En un mundo globalizado hay que andar con pies de plomo
pues cualquier desliz en cualquiera de estos frentes, afecta la credibilidad y
la seriedad ante el mundo entero.
NOTA: No estoy de acuerdo con la
intromisión presidencial en el diseño del Metro de Bogotá. Está tratando el presidente
de hacer desde su cargo actual, lo que no pudo como alcalde y son asuntos y
momentos distintos.
Así mismo, extemporánea y farandulera la idea del alcalde
de soterrar la línea A del Metro en la parte del centro de la ciudad. Más bien
que cumpla con los compromisos financieros de la Alcaldía con el Metro y que
promueva su expansión.