Por John Marulanda*
Durante el gobierno de César Gaviria, en 1991, Rafael Pardo
fue el primer civil de los tiempos modernos en el Ministerio de Defensa, que
incluyó la actual vicepresidente y canciller Marta Lucía Ramírez, en el 2002.
Hace una semana, el gobierno entrante designó un nuevo ministro de Defensa
civil, Iván Velásquez. Venezuela mantiene al general Vladimir Padrino López
como ministro del ramo desde 2014.
Velásquez no la tiene fácil: 26 asesinatos por cada 100 mil
habitantes, 210 hectáreas sembradas de coca y la inseguridad urbana disparada.
Antier tuvimos otra masacre con cuatro indígenas aiwa muertos en Barbacoas,
Nariño. Fue la masacre 58 en lo que va del año.
Pero el nombrado ministro se equivoca al reclamar que “Nuestro
propósito es rescatar absolutamente esa buena imagen de las fuerzas militares…”,
cuando las recientes estadísticas ubican a los militares como la institución de
mayor credibilidad en la opinión pública, en una encuesta que pone a los grupos
armados irregulares, al Congreso y a los partidos políticos, entre ellos el
Pacto Histórico, en la parte más baja de la confiabilidad ciudadana.
Decir que el título de héroes no les pertenece a los
soldados, que son simples cumplidores del deber, como él mismo, es ridículo:
quisiera verlo empuñando un fusil hasta la muerte, para defender la seguridad
ciudadana y la nacionalidad.
Rechaza el servicio militar obligatorio, el término
“neutralización” y califica al Clan del Golfo como autodefensas gaitanistas,
seguramente pavimentando el camino para una próxima negociación. Pero el
problema persistirá: 300 mil hectáreas sembradas con hojas de coca se anuncian
para un futuro inmediato de la “paz total” de Petro.
Que la policía salga del Ministerio de Defensa con destino
a un nuevo Ministerio de la Paz, Convivencia y Seguridad, es una decisión
tomada dijo el funcionario, quien no explicó cómo será el tren administrativo
del nuevo cargo. Y añadió: “con seguridad, es que este Esmad, como se ha
conocido, no puede continuar”. ¿Un nuevo escuadrón antivandálico? Pregunta
en suspenso hasta nuevas indicaciones.
El pasado 29 de julio, el presidente electo en reunión con
la Federación Nacional de Departamentos (FND) a la que asistieron 29 de los 32
gobernadores del país, aclaró que “el Ejército no debe perseguir a la
oposición, el Ejército debe perseguir la corrupción y eso haremos”, aunque
para luchar contra la corrupción están la Fiscalía General y la Policía. “Yo
espero tener la confianza de que todos los miembros de fuerza pública van a
actuar con absoluto respeto en estas labores de inteligencia y
contrainteligencia. (…) “Cada persona encargada de la inteligencia, cada
persona encargada de la información que permita esa filtración de inteligencia
tendrá consecuencias” dijo Velásquez en su entrevista del pasado 30 de
julio.
“Puedo asegurar es que estoy por la
institucionalidad, estoy por la defensa y fortalecimiento de un Estado social y
democrático de derecho. No hay enemigos en la fuerza pública. Las fuerzas
militares no son enemigas, son garantes también de la estabilidad en el país”. No
podemos menos que recordar, lo que sentenciosamente dijo El País,
periódico español de izquierda: es “el hombre encargado por el presidente
Gustavo Petro de desmontar uno de los ejércitos más poderosos de América
Latina”. Y el principal problema del funcionario que pertenece al
mayormente desconfiable de los sectores del país, es que como dijo que respeta
los símbolos, mañana puede hacer lo contrario.
Coincidente con la entrevista del nuevo miembro del
gabinete, la Comisión de la Verdad presentó su informe, “anacrónico y
parcializado…” según uno de sus exmagistrados; el nombrado ministro de
Educación, Alejandro Gaviria declaró que impondrá el estudio de ese informe en
escuelas y colegios; la JEP llamó de nuevo al general Mario Montoya, supuestamente
máximo responsable de las ejecuciones extrajudiciales y al coronel en retiro
Iván Ramírez por la desapariciones del Palacio de Justicia; volvió a meter a la
cárcel al General Arias Cabrales y un nuevo grupo de militares fueron llamados
a responder ante la JEP por crímenes de guerra en Urabá. Y la pregunta es: ¿de
la cúpula de 60 generales, se deberían excluir a 39 investigados por diversas
causas? “El mensaje que quiero darles a todos los miembros de la fuerza
pública es que no habrá tolerancia ni con la corrupción, ni con la violación de
derechos humanos”, dijo Velásquez.
Aquí algunos conceptos de quien será el ministro de defensa
en Colombia:
* “No hay enemigos en la Fuerza Pública”
* “No habrá revanchismo”.
* “Generar un ministerio del tamaño que se necesita”.
* “…vamos a actuar con responsabilidad y vamos a actuar con
decisión”.
* “Yo respeto los símbolos”.
* “…nunca he marchado”.
El pasado martes, Petro dejó plantados 190 alcaldes
municipales, quienes lo esperaron infructuosamente. La razón: dizque estaba
definiendo la nueva cúpula militar junto a su nombrado ministro de defensa y
otros asesores.