martes, 30 de agosto de 2022

De cara al povenir: hitos de ciudad

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Medellín ha sido una ciudad resistente, enjundiosa, testaruda y resiliente como dicen ahora. Hemos superado dificultades de todo tipo y nos debemos sentir orgullosos por ello. La historia no debe dejarse a un costado, sino que debe servir como plataforma para la realización y concreción de nuevos ideales y proyectos.

Es por ello por lo que quiero traer del recuerdo algunos hechos que en su tiempo fueron significativos y detonantes para la superación de las circunstancias adversas del momento.

Cuando el Metro, nuestro proyecto de infraestructura insignia en medio del narcoterrorismo que nos agobiaba, suspendió obras, el entonces Banco Industrial Colombiano -BIC- se echó al hombro la frustración, la desazón y el miedo generalizado y comenzó a realizar ejercicios divulgativos y pedagógicos alrededor de cómo sería la interacción del ciudadano común, el futuro usuario, con el Metro y nació lo que hoy se reconoce como “Cultura Metro”.

A esta iniciativa lo acompañó de cerca la Fundación “Amor por Medellín” y su pegajoso jingle musical, así como la coincidencia de la obtención de la primera Copa Libertadores para Colombia por parte del Atlético Nacional.

Paralelamente se comenzaron a desarrollar varias iniciativas de todo tipo y alcance. Se comenzó a jugar fútbol sin árbitros en los barrios para estimular la convivencia pacífica y se incrementó el número de espacios deportivos. Se impulsó el desarrollo de la Red de Escuelas de Música en los barrios para invitar a que en vez de un arma el joven accediera a un instrumento musical. Se inició la gesta de Inexmoda y Colombia Moda. Se incrementó la inversión en espacios públicos, y apareció la Red de Bibliotecas de Medellín y el aprovechamiento de infraestructuras existentes complementándolas con las denominadas UVAS –Unidades de Vida Articuladas–.

Se instaló “La Gorda” en el Parque de Berrío y se desarrolló el proyecto estrella alrededor del Museo Botero como homenaje al gran Maestro con su enorme impacto urbanístico alrededor de la Plaza Botero.

Lo anterior es solo una pequeña muestra de realizaciones, hechos que fueron posibles gracias a la iniciativa y al respaldo de los alcaldes, los concejales, las instituciones de todo tipo, los empresarios de cada momento y la participación ciudadana.

Es en medio de las dificultades que se conoce el valor, el carácter, la fortaleza, el compromiso y la voluntad de los líderes del momento.

Es por eso por lo que no podemos ser desagradecidos y no podemos olvidar ni dejar de reconocer los enormes aportes de los grandes hombres y mujeres de la época que no fueron inferiores a sus retos y supieron mantener la calma en medio de la zozobra y nunca soltaron el timón.

Una invitación a no cejar en el empeño de hacer de nuestra ciudad, de nuestro departamento y de nuestro país, un mejor vividero para las generaciones presentes y futuras.

Recordemos a Gustav Malher cuando dice: “La tradición es mantener vivo el fuego, no adorar las cenizas”.