viernes, 8 de julio de 2022

Ágere contra

José Leonardo Rincón Contreras S. J.
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

En los Ejercicios Espirituales, San Ignacio, plantea una conveniente estrategia para frenar en seco la posibilidad que tenemos de obrar mal a sabiendas que así lo estamos haciendo: el “ágere contra”. Si el objetivo del itinerario que propone es “ordenar la vida”, de lo que se trata es de liberarse de los afectos equívocos que uno tiene y para eso “hacer lo totalmente contrario” es realmente eficaz.

Dejo de hablar en parábolas y voy al grano: de lo que se trata es de dejar de atizar el fuego y darnos la oportunidad de construir, en cambio de radicalizar las divisiones que en este país han alimentado el conflicto y las confrontaciones en todos sus matices.

Más claro todavía. Pasada la campaña electoral, conocida la voluntad popular y elegido ya el presidente, deberíamos mirar hacia adelante, con prospectiva de futuro, con proactividad y con ganas de que las cosas mejoren para todos. De lo que se trata, repito, es de construir, de cambiar para mejorar, de echar pa’lante y de que las cosas evolucionen bien para el país y su gente.

Yo no sé ustedes, pero yo “estoy mamado” de la polarización política y de que se perpetúen los odios, las retaliaciones, los conflictos eternos entre el pueblo raso que es capaz de matarse hasta el desangre total, en tanto la clase política, con sus camaleónicas virtudes, mueve los hilos a discreción y a su antojo, se mimetiza y se acomoda para su propio beneficio.

Hay gente patológicamente enferma. Así sea de día, afirman que es de noche. Se resisten a aceptar las verdades evidentes llevados de sus tercos pareceres y radical contumacia. Cargados de rencores, envenenados en sus almas, no pueden reconocer nada nuevo y bueno en quienes han sido sus tradicionales enemigos. Anhelan la violencia, desde la verbal hasta la de las armas, porque les resulta ser un productivo y hasta lucrativo negocio. Son ciegos, sordos y mudos y quieren conducir este país al abismo del caos, la radicalización del conflicto y la destruccion, paradójicamente usando un discurso de preservar la institucionalidad, garantizar la libertad y el orden y dizque buscar el bien común.

Cuando el ambiente ha sido de zozobra, cuando la ansiedad y la incertidumbre han reinado, cuando muchos quisieran salir corriendo, huyendo de esta crítica situación y de un contexto realmente complejo, el “ágere contra” precisamente es hacer lo contrario, esto es, darnos el beneficio de la duda, dar la oportunidad al contrario de demostrarnos que puede hacer las cosas bien, sembrar esperanza, apostarle a la vida, calmar la angustia y el estrés, apostar por un mejor mañana, ayudar a construir, quedarse para colaborar y empujar hacia un futuro promisorio y ser capaces de dialogar y reconciliarnos. Lo que he visto en estos días me da pie a pensar que sí es posible, que las mezquindades personales pueden superarse en aras del bien general, que es hora de darnos nuevas oportunidades, que el país no aguanta más inequidad y miseria, que es hora de que las cosas sean distintas.

Los enemigos de la paz y la reconciliación critican a un Uribe dialogante y sensato, a un Hernández que renunció a incendiar los ánimos, a un Petro que escoge gente cualificada como ministros. El “ágere contra” es pasar la página y escribir una nueva historia. Es decisión nuestra inaplazable si de veras no queremos más desgracias de las que ya hemos tenido. Por lo menos yo le apuesto a eso.

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