jueves, 26 de mayo de 2022

¿Debe el erario pagarle la costosa imagen?

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Nadie está en desacuerdo con que un alcalde quiera mejorar su imagen apelando a sus propios recursos. Puede, por ejemplo, antes de posesionarse, tomar algunas lecciones de redacción y correcta pronunciación de las palabras, aprender modales, a vestirse bien, a usar desodorante, a ceder el puesto a las damas y los ancianos, a no romper la bolsita de té para echar su contenido en el agua hirviendo… O dejar el aprendizaje de estos gestos y actitudes para después de la posesión, como tantos debieran hacerlo…

Hasta aquí yo entiendo, pero lo de la imagen ahora se extiende dizque a la proyección de esta en la ejecución del “programa”, en el “acercamiento a la comunidad”, la “socialización de las medidas”, el contacto con las gentes, y así sucesivamente. La “imagen” del mandatario local exige entonces la tutoría permanente a cargo de unos asesores estupendamente pagados y de unas oficinas públicas dotadas de abundante “talento humano” y de enorme presupuesto publicitario.

Los asesores, con frecuencia extranjeros e ignorantes de la idiosincrasia nacional y local, dirigen toda la “estrategia” para hacer del alcalde todo un personaje “nacional”, y para dirigirlo con las instrucciones adecuadas con el fin de contradecir, superar, tergiversar y contrarrestar el descontento ciudadano, o para enervar y obstaculizar la revocatoria cuando esta se les viene encima.

Todas estas labores son costosas, porque los grandes medios de prensa, radio y tv son carísimos, y sin contratar la correspondiente pauta, no se acuerdan de nadie…

Correspondió a Fajardo el mérito de enseñar —al fin y al cabo, fue docente de matemáticas—, cómo un desconocido alcalde “de provincia” se convierte en personaje “nacional”. Durante su muy mediocre Alcaldía, varios miles de millones de pesos se “invirtieron” en los medios, con anuncios, visibles unas veces, o con “espontáneas” entrevistas y costosos publi-reportajes; y con menciones, separatas, comentarios, etc., especialmente en medios capitalinos bien alejados del Valle de Aburrá.

Después del eficaz ejemplo de este “pispo” personaje, en todo el país se disparó el presupuesto publicitario de gobiernos locales. A peor gestión, mayor pauta, porque de las alcaldías se pasa al Congreso o a ministerios y hay que darse a conocer…

Ahora bien, los recientes y titánicos esfuerzos por mejorar la imagen de Claudia López y de Quintero son dignos de consideración.

De la descobalada alcaldesa de Bogotá se sabe que su imagen le cuesta al Distrito más de $ 30.000 millones al año. https://www.semana.com/nacion/articulo/alcaldia-de-claudia-lopez-habria-gastado-mas-de-30-mil-millones-en-publicidad/202222/, pero el peor alcalde que ha tenido Medellín desde su fundación en 1616 no se queda atrás.

Además de la pauta, en estos días, cuando fue suspendido por el menor de sus abusos, se ha sabido que entre el asesor ecuatoriano-brasileño y el colombo-argentino, en los últimos meses van más de $ 900 millones en honorarios. ¡Y la simbiosis entre su bolsillo y la Tesorería le permite a Pinturita viajar a Washington, con nutrido séquito de 10 personas, todos con pasajes y viáticos a cargo del Municipio, a quejarse ante la mamerta Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aunque el proceso se debe iniciar virtualmente!

Además de lo penal (que nadie investiga) y de lo ético (que a nadie preocupa), la orgía propagandística de esos alcaldes es totalmente inútil. El producto es tan malo, que ninguna plata alcanzará para mejorarles la imagen.

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Sobre el documental “Reclutadas”, de Juan Pablo Bieri, https://www.youtube.com/watch?v=Lk9vRxwIY6k, sobre los 20.000 y más menores de ambos sexos secuestrados, entrenados para matar, violados y asesinados cuando manifestaban desacuerdo con el acceso carnal o el aborto obligatorio, por parte de las FARC, lo único que comento es que ni los SS nazis llegaron a tales extremos de crueldad, abyección y perversidad. ¡Y el Secretariado en el Congreso! ¡Y su candidato punteando en las encuestas!