martes, 10 de mayo de 2022

De cara al porvenir: posibles escenarios

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Una de las principales herramientas que nos ofrece el ejercicio de la planeación, fuera de la tradicional y desgastada DOFA, es la llamada construcción de escenarios, donde finalmente lo único que se hace es responder a la pregunta: ¿Qué pasa sí?

En un país donde para las elecciones presidenciales de 1950 fue asesinado el candidato Jorge Eliécer Gaitán, y para las elecciones de 1990 fueron asesinados los candidatos Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro, nada nos puede extrañar y lo único que queda es confiar en que esas épocas de bárbaras naciones no se repitan y que nos comportemos y respondamos con hechos de paz y de civilización.

En un período electoral signado por la irresponsabilidad e incompetencia del Registrador Nacional del Estado Civil, quien no renuncia a pesar de haber reconocido que se le embolataron 1 millón de votos en las elecciones legislativas del pasado 13 de marzo, donde la Procuraduría no se pronuncia, donde el ejecutivo se hace el de la vista gorda y donde las “fuerzas vivas del país” pareciera que estuvieran muertas, es impensable imaginar que somos capaces de hacer repetir las pasadas elecciones, lo cual, por ingenuo que parezca, debería ser así. Por lo tanto, hemos dejado abierta puerta para que quienes resulten perdedores en la primera o en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, tengan todas las posibilidades, todos los argumentos  (y hasta la razón y el derecho) de considerar que el resultado será fraudulento, lo cual tendrá un costo enorme para esta pobre democracia colombiana, ya que quien resulte electo, quien quiera que sea,  mantendrá una sombra de duda sobre la transparencia de los resultados y asumirá el costo de la no legitimidad.

Se añade a esto la incapacidad o la falta de voluntad de la dirigencia de la clase política para evitar la enorme polarización que hoy sufre el país y que es azuzada hoy desde casi todos los sectores sociales, políticos y económicos del país, agravada por la utilización irresponsable de las redes sociales.

Otra situación que enrarece el ambiente es la bajeza con la que se ha atacado desde distintos frentes a algunos candidatos, lo cual puede generar resentimientos y por qué no, espíritu de revancha.

Para el presente análisis parto de la hipótesis de que Gutiérrez y Petro pasan a la segunda vuelta.

Escenario 1: gana Petro

Sub escenario 1: En este sub escenario, el candidato Gutiérrez no reconocerá la victoria de Petro, lo cual generará tensiones inmediatas en el Congreso y en las relaciones con el “establecimiento”.

Las reacciones de inversionistas y empresarios mostrarán inicialmente síntomas de temor y desconfianza.

Algún sector militar se podrá sentir tentado a realizar alguna escaramuza que pretenda impedir la posesión del ganador.

A Petro le corresponderá buscar negociaciones con el Congreso para alcanzar las mayorías que requiere para sacar adelante sus principales propuestas de gobierno, abriendo de nuevo el paso al uso de la mal llamada eufemísticamente “mermelada”, sabiendo que finalmente a eso se le denomina corrupción.

Sub escenario 2: Gutiérrez, en un acto de altura democrática aceptará el resultado, lo cual facilitará la transición de poder y generará algunas condiciones propicias en la búsqueda de la pretendida gobernabilidad.

Los empresarios e inversionistas estarán a la expectativa de las medidas que empiece a tomar el nuevo gobierno.

Existirán sectores militares con alto nivel de inconformismo.

Se abrirán condiciones para establecer coaliciones en el Congreso, lo cual nos llevará de todos modos al tema de “la mermelada, la mantequilla, o cualquier untura” con la que queramos disfrazar la corruptela.

Escenario 2: gana Gutiérrez

Obviamente Petro no reconocerá el resultado y es muy posible que se inicien una serie de movilizaciones de rechazo que entorpecerán las actividades cotidianas en el país, lo cual generará zozobra, incertidumbre, miedo y desconfianza.

Al gobierno saliente le corresponderá enfrentarlas en primera instancia, a través del uso de la fuerza, lo cual generará un gran desgaste y un mal ambiente para el día de la posesión.

Muchas voces pedirán la intervención de las fuerzas armadas y es posible que veamos interrumpida nuestra democracia.

Una vez posesionado, a Gutiérrez le corresponderá enfrentar una estrategia sistemática que busca no dejarlo gobernar, ante lo cual deberá tener listos planes de contingencia A, B y C.

Como vemos, el panorama no es muy halagüeño. Habrá que esperar a que en este tiempo faltante de campaña se calmen los espíritus, abunden las propuestas por parte de los candidatos, los medios de comunicación actúen con altura y con prudencia y que todos los colombianos entendamos que lo que está es juego es la estabilidad democrática del país.

Nota: es importante tener en cuenta la posible reacción de países como Nicaragua y Venezuela, con quienes hoy tenemos encontrones, y que nos podrían distraer, afectando nuestra soberanía y como dice el dicho, aprovechen para pescar en río revuelto.

Obvio que Norteamérica estará atento, si no es que para ese momento la situación de la guerra entre Rusia y Ucrania no le ha colmado toda su atención.

¡Amanecerá y veremos!