Por Pedro Juan González Carvajal*
Martin Wolf sostiene que “Los humanos hemos sido capaces
de construir un mundo global, pero gobernado por tribus”.
Nada más serio, más cierto, ni más contundente. Parece
mentira –y sé que parece ingenuo– que ni los países poderosos ni las
organizaciones multilaterales de todo tipo, sociales, políticas, económicas,
tecnológicas, financieras, militares, no hayan sido capaces o no hayan querido construir
un mundo equitativo y justo, objetivos para los cuales, entre otras
curiosidades, fueron fundadas, lo cual se demuestra en el incremento de la
pobreza, la concentración desmedida de la riqueza y la iniquidad, la pobreza y
la injusticia rampantes a lo largo y
ancho del planeta.
Paralelamente la anunciada mentalidad cosmopolita y el
hablar de “la casa común” suena bonito, pero seguimos trabajando en medio de
una institucionalidad anacrónica que no fue creada con esa perspectiva.
El ejemplo rampante y triste lo vimos y lo vivimos con la
pandemia y el papel de la Organización Mundial de la Salud –OMS–, sometida al
aporte de presupuesto por parte de los países ricos que tienen sus propias
agendas.
Nos consolamos con la formulación y el anuncio rimbombante,
primero, de los incumplidos “Objetivos del Milenio” y luego, con los “Objetivos
de Desarrollo Sostenible”, que hoy nos sirven de guía, lo cual es innegable, pero
que no hemos sido capaces de cumplir, por la falta de voluntad de los
responsables, que son todos los Estados del mundo.
Hoy tenemos un poco más de dos docenas de conflictos
militares en el planeta, aun cuando quien se lleva los titulares de prensa en
estos momentos es el tema ucraniano.
No es fácil coexistir y tratar de vivir en relativa calma…
¡La paz es una quimera!
El concepto de víctimas, victimarios y salvadores son temas
de discusión y los grandes poderes y los medios de comunicación como
instrumentos del poder, califican y definen quien asume el papel de cada concepto,
es decir, quién es el bueno y quién es el malo.
Es por eso necesario conocer la historia para medio poder
contextualizar los acontecimientos y las decisiones asociadas, en el entendido de
que todos tenemos intereses y algunos tienen la capacidad militar de tratar de
alcanzarlos por la fuerza.
Resulta más que significativo y diciente el reconocer que
en este gobierno, han sido liquidadas 13 EPS y que existen cerca de 20 que
podrían ser liquidadas en 2022. Esto es una muestra inequívoca que algo no
funciona como debe funcionar en el sistema de salud colombiano, sin dejar de
reconocer que ha habido algunos avances.
Los recientes resultados electorales invitan a desarmar los
espíritus, bajarle el tono a la emotividad, y guardar y propiciar el respeto
debido entre contendores y entre seguidores.
Son de mal gusto la mayoría de los mensajes que circulan al
respecto en las diferentes redes sociales. Hay personas que se ocultan detrás
de estas herramientas tecnológicas para sembrar incertidumbre, permaneciendo en
un cobarde anonimato.
Alguno de los candidatos será elegido como presidente, y si
se cumplen los procedimientos legalmente establecidos, en términos democráticos,
será nuestro presidente, el presidente de todos los colombianos, electo de
manera legal y ojalá legítima.
No hay que generar heridas ni reabrir aquellas que algunos
guardan como sus “muy queridos y antiguos odios”.
Exijamos propuestas serias y alcanzables y no toleremos
posturas de corrupción.
Colombia se merece lo mejor, los colombianos tenemos el
derecho a alcanzar el desarrollo y el bienestar en medio de un pleno ejercicio
de los postulados democráticos.
NOTA: No sé cuál debería ser el procedimiento legal para establecer el cómo asegurar que personas con problemas judiciales, incluido su círculo más cercano, no puedan presentarse como candidatos a ningún tipo de elección popular, ni ser nombrados para ocupar cualquier cargo público.No hacerlo es cohonestar con la corrupción.