miércoles, 11 de agosto de 2021

¿Y las ganas de ganar?

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

¡Quedan 363 días para salvar el país! Ni uno solo de ellos puede desperdiciarse, porque si el 7 de agosto de 2022 se posesiona Petro, la suerte del Perú sería envidiable… y hasta la de Venezuela…

Bien sé, cuando escribo las anteriores líneas, que a muchos de mis lectores pareceré innecesariamente alarmista, porque en el país se viene extendiendo la sensación de que Petro ya no es peligroso:

1.    Porque dizque ha cometido tal cantidad de equivocaciones y dicho tantas mentiras…

2.    Porque dizque hay una enorme reacción popular en contra de los desmanes cometidos desde el 28 de abril por la izquierda revolucionaria…

En consecuencia, florece la politiquería como nunca, y el país puede darse el lujo de varias docenas de pretendidos candidatos presidenciales sin partidarios, sin financiación, sin programa, esperando un segundo y milagroso lugar en la primera vuelta…

Todo lo anterior es pensar con el deseo, lo peor en las circunstancias actuales.

Petro no está acabado. Sus diarios trinos llegan a cerca de cuatro millones de personas. Su inagotable financiación es notoria. Tiene fuerza parlamentaria creciente. El poder judicial lo ampara y los medios lo siguen. Está vinculado al Foro de Sao Paulo y no está indispuesto con Soros. Como si fuera poco, cerca de la mitad de los colombianos viven en ciudades con alcaldes de extrema izquierda, que disponen de billones de presupuesto y millares de juntas de acción comunal. Además, los jurados de votación los pone Fecode, y el cómputo, electrónico, lo realiza una firma de íntimos amigos de Juan Manuel Santos.

Para usted, amigo lector, y para mí, sus propuestas son descabelladas y el personaje es falaz, ladino y repugnante, pero nuestras ilustradas opiniones nada significan para un electorado aun más depauperado por la pandemia y, por tanto, bien receptivo a las alucinantes promesas que hará en su campaña.

En el Perú, nadie en la clase media creía posible el triunfo del Sombrerón…, y ahora tienen el presidente más ignorante e impreparado del mundo anunciando su referendo para consolidar la revolución, y la formación de un brazo armado del pueblo para defenderla.

Volvamos a Colombia. A Petro le faltan dos millones de votos. ¡A los demás les faltan diez millones! Estos presupuestos electorales son algo más sólidos que los que se derivan del optimismo, la vanidad y la ilusión.

Salvar al país frente a un candidato tan fuerte como Petro no es tarea fácil que pueda dejarse para más tarde, cuando se “decanten” —como están diciendo— las candidaturas, ni empeño al que se pueda renunciar.

De esta batalla definitiva dependen la libertad, el pan y la salud. ¡Hay que darla con ganas de ganar!

Hay que crear el líder. Las tres o cuatro cabezas políticas democráticas tienen que escoger desde ahora, sin cálculos egoístas, un verdadero candidato presidencial capaz de ganar, que atraiga los ingentes fondos que la campaña requiere, reúna el personal adecuado y los publicistas capaces, elabore un programa sólido pero que entusiasme, cope los medios y las redes, visite las regiones y atienda el larguísimo etcétera de una campaña a la medida del reto.

Si lo anterior no se hace desde ahora, dentro de ocho meses se elegirá otro Congreso mentalmente escuálido, clientelista y corrupto, donde las decisiones en la Cámara estarán predeterminadas por las 16 nuevas curules regaladas a la subversión. Sin embargo, hay quienes consideran que entonces será el momento para escoger el gallo que dos meses más tarde se alce con la presidencia…

No, señores y señoras. En dos meses no se improvisa un presidente ni se salva un país. Llevamos desde agosto de 2010, ochenta y tres meses entre la defensiva y el acatamiento, y no ha habido semana en la que no avance la revolución y retroceda el estado de derecho.

He ahí la medida del desafío: Hay que pasar a una ofensiva vigorosa, de corte heroico y churchilliano, o resignarnos a un destino ominoso.

¡Ojalá no tengamos, el ocho de agosto 2022, que decir que Iván Duque fue el último presidente de la democracia colombiana!