lunes, 5 de abril de 2021

Señor presidente Iván Duque

Por Antonio Montoya H.*

Le escribo esta columna desde Medellín, donde su padre fue gobernador y desarrollo su carrera política, que es el meridiano de Colombia porque lo que aquí pase, pasará en Colombia. Con ello no quiero demeritar otras regiones, ni más faltaba, donde conozco a hombres y mujeres brillantes, preparados y con gran sentido social, que luchan y se esmeran porque su tierra sea productiva y fecunda.

Su familia y usted pertenecen a esa estirpe de hombres que se prepararon, se formaron en la adversidad y triunfaron, eso sí acompañados de otros ilustres compatriotas que dieron brillo a nuestra patria y murieron muchos de ellos en combate o asesinados por los enemigos. Es el caso José María Córdoba, Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos, Álvaro Gómez Hurtado y muchos otros, que bien los describe Julio Gonzalez Villa, en sus importantes narraciones de la historia de Colombia, William Ospina, Alfredo Iriarte, Otto Morales Benítez, Jorge Orlando Melo y demás historiadores colombianos.

Todo este preludio para decirle que a usted le ha tocado gobernar en una de las épocas más difíciles de nuestra democracia, con una honda crisis económica y social, con un país dividido por un grupo político de izquierda, que no ha contribuido al engrandecimiento de nuestra patria, que no genera ideas para ser mejores, sino que tiene como objetivo único la toma del poder para convertir a Colombia en un antro social y económico, igual a Venezuela, Nicaragua, Bolivia y posiblemente a Argentina y Chile. Sera así, si los colombianos no entendemos que como bien lo dice el mismo Gustavo Petro, su proyecto político es a 15 o 20 años, es decir el acabose.

Hemos construido en doscientos once años (211) a Colombia, una república democrática, participativa y socialmente responsable, dándole oportunidades a todos para mejorar, para darles mejores condiciones de vida de calidad, educación gratuita en el bachillerato, y en las universidades públicas, subsidios de vivienda, subsidios a las familias, empleo formal, salud con cobertura casi que al cien por ciento (100%) de la población, protección a los indigentes, mujeres en riesgo, es decir, por todos lados se busca acabar con la inequidad social y el atropello de los bandidos.

Y copiando texto de un artículo de Luis Guillermo Echeverri, agregaría lo que él dice “Colombia necesita la continuidad del camino trabajador y honesto, constructor de legalidad, que le ha marcado al país el actual presidente en medio de dificultades sin precedentes. No es criticando al gobierno que se conserva el espíritu democrático. Miremos bien en la frontera nororiental y en nuestras calles, las consecuencias de haber dejado descarrilar los valores esenciales de una democracia”

El trabajo que usted está haciendo, en época de plena pandemia, con cuarentenas incluidas, con disminución de picos de enfermedad para luego ver cómo se elevan hasta llegar a saturar el sistema de salud y usted ahí, firme, poniendo la cara, negociando vacunas con el mundo, atendiendo emergencias, gobernando con mesura, es pues un ejemplo de ecuanimidad y cordura.

Pero, todo eso señor presidente, se puede ir por la borda, si usted insiste en presentar una reforma tributaria a consideración del Congreso, aun cambiándole el nombre, porque al final es igual, más impuestos, más gravámenes y por ende más problemas a los ciudadanos y a los empresarios. No se equivoque, no se deje llevar por quienes, en plena época de crisis económica y social, pasan por ser los gurúes de la economía, estos señores no tienen alma, son pragmáticos, si hay desface y déficit pues la conclusión es más impuestos, y este asunto no es así, hoy más que nunca debemos tener un sentido humanitario en la economía, luego se lo agradecerán, dedíquese a controlar la evasión, la corrupción y así nos evitamos muchas reformas tributarias.

Todos aquellos grupos de izquierda, esperan ansiosamente que usted presente al Congreso el proyecto de reforma, para salir todos contra usted y su gobierno, tildándolo de masacrador de la clase trabajadora. Se apalancarán para la campaña y no habrá forma de derrotarlos porque ahí surgirá el populismo a su plena capacidad para acabar con la democracia y usted saldrá perdiendo y por ende el país mayoritario que cree en la democracia, en la libre empresa, la libertad de expresión y de culto, en la igualdad, la justicia y la equidad. Es el momento para que pare, piense y analice que no es oportuno impulsar reformas, por el contrario, hay que incentivar a los empresarios para que creen empleos, a los innovadores para que luchen por sus proyectos, a los campesinos para que defiendan sus parcelas y a los ciudadanos de bien para que no coman cuento, de lo contrario no habrá democracia.