miércoles, 16 de diciembre de 2020

¿Puede sobrevivir la democracia al IVA “universal”?

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Nadie desconoce el enorme costo requerido para la mitigación de los terribles efectos económicos de la pandemia sobre las clases menos favorecidas, no siendo el menor el inevitable aumento del desempleo.

Si bien el gobierno merece reconocimiento por el acertado manejo de esta inédita experiencia, no ocurre lo mismo con las medidas que empiezan a agitarse para lograr la recuperación. El ejecutivo ha logrado para 2021 la aprobación de un presupuesto de unos 314 billones, superior un 24% sobre el bien deficitario de 2019, año supuestamente normal. Tendrá entonces, que apelar no solo a un enorme endeudamiento, sino que habrá que imponer a un país exhausto una nueva “reforma tributaria” para recaudar 20 billones adicionales. Buena parte de esos nuevos ingresos dependerá de un IVA “universal” del 19%, empezando por todos los alimentos. Y aun si el Congreso la aprueba, queda por ver si eso se traduce en igual recaudo.

Por parte alguna el gobierno habla de austeridad, ahorro, eliminación de gasto suntuario y de programas inútiles o perjudiciales —como todos los derivados del acuerdo final—, reducción o aplazamiento de inversiones, venta de empresas o activos, disminución de nóminas paralelas etc.

Como coincido plenamente con el reciente y acertado análisis presupuestal de Hernán Uribe López, paso solamente a referirme a las repercusiones políticas de la reforma tributaria que se prepara. http://www.lalinternaazul.info/2020/12/09/nueva-amenaza-de-reforma-tributaria/

 

Nadie merece el calificativo de estadista, si no sopesa los efectos políticos de las disposiciones tributarias. Baste considerar el amplio respaldo popular que saludó el inicio del gobierno del doctor Duque, que se deshizo con el anuncio del ministro Carrasquilla, a los pocos días, de un IVA “universal” del 19%, empezando por todos los alimentos. Aunque el Congreso modificó esa reforma, el gobierno ya jamás se recuperó plenamente, con los consiguientes efectos desfavorables sobre su popularidad y su credibilidad.

Ahora bien, pretender, en medio de la miseria generalizada que trajo la pandemia, gravar con 19% de IVA toda la canasta familiar, puede colmar las obsesiones tecnocráticas de un ministro olímpico que del país solo conoce los altos círculos capitalinos, pero puede acabar de desgastar la imagen del gobierno y de los partidos democráticos y dar al peor candidato populista los votos que todavía le faltan para ganar las elecciones.

Entonces, si el gobierno propone ese IVA, “se quedará con el pecado y sin el género”, porque esa locura tributaría no prosperará en el Congreso, pero la tambaleante democracia colombiana sufrirá su efecto político destructor.

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La conquista de los mares, de Van Loon - Para un bibliófilo pocos placeres superan el rescate de un buen libro polvoriento, como me ocurre con frecuencia. Acabo de terminar la lectura de “La conquista de los mares”, en bella edición de Luis Miracle (Barcelona, 1936). Su autor, Henrik Willem van Loon (1882-1944), fue un holandés-americano, uno de los más populares en su tiempo. Su obra mayor, voluminosa e insuperable, “Las artes”, ha caído en el mismo injusto olvido que las otras de su abundante pluma, erudita e irónica, cumpliendo así la triste e inexorable ley que a muy pocos perdona después de la muerte.

Van Loon ilustraba sus libros con rápidos, originales y vigorosos esbozos, que en esta historia de la navegación son especialmente valiosos, porque en buena parte compensan cierta debilidad de la obra, dado que su autor no era marino y se detiene en los umbrales del gran desarrollo tecnológico de la navegación, a partir de mediados del siglo xix. En cambio, su relato es interesantísimo en lo que toca con las horrorosas condiciones en que a lo largo de los siglos transcurría la vida de la marinería, desde las canoas primitivas hasta las precarias naves que cruzaron, primero con remeros y luego a impulsos del viento, y durante largos meses, los océanos, bajo los más crueles e implacables capitanes.

Nunca antes vi tan claramente el inmenso costo humano que hizo posible, más que el dominio de las inmensas masas marinas, la intercomunicación de todos los territorios del mundo.

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Cumpliendo, cumpliendo y cumpliendo – Como del mutuo respeto de los compromisos depende la vigencia y obligatoriedad de los convenios, nunca he podido entender por qué el gobierno se empeña en cumplir todo lo pactado —contra la voluntad popular— con las FARC, mientras ellas se obstinan en incumplirlo totalmente. La entrega apenas del 0.07% —reconocida por el gobierno— de la irrisoria suma prometida por esa organización, es simplemente una burla cínica e intolerable, que no justifica la prórroga que se les concede una y otra vez a lo largo de estos cuatro años.

Y ahora, obedeciendo a una de las cláusulas del acuerdo final, el Ministerio de Educación publica cartillas para guiar al magisterio en el adoctrinamiento de la infancia en la ideología de género, ofendiendo los sentimientos morales y religiosos de la mayoría de las familias.

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¡Reconstrucción o catástrofe!