sábado, 11 de abril de 2020

Perder es ganar un poco


Por Santiago Cossio*

Santiago Cossio
Mientras escribo estas líneas millones de personas en los 5 continentes están confinadas al aislamiento a causa de la pandemia mundial por el covid-19. Algo sin precedentes en la historia económica del planeta. En esta época donde se “congela” el PIB mundial se prevé una innegable recesión y la reconfiguración de un nuevo orden mundial.

El primer orden que puede traer esta pandemia es a nivel personal. El ser humano estuvo cegado por la desinformación y dejamos que los pecados capitales controlaran nuestras vidas, hasta ahora, donde al reflexionar sobre nuestras existencias, se logran acuerdos sobre lo fundamental.

En la economía traerá enormes retos a sabiendas de que las prácticas desde hace años, en la política monetaria y fiscal del planeta, generaron grandes lesiones a las economías. La pandemia dejó ver la burbuja ambiental, social y económica que frenaba el desarrollo sostenible y la equidad internacional.

Poniendo las opciones sobre la mesa hay una gran posibilidad de que el virus hubiera sido creado en un laboratorio. Este virus posiblemente genere una ola de proteccionismos (más morales que formales) donde la población mundial cobraría a las superpotencias la ambición desbordada que hizo extender las actuales guerras frías y latentes. La carrera por lo económico, tecnológico, espacial, armamentista y de hegemonía internacional olvidó a los ciudadanos del mundo que quieren vivir feliz y en paz.

Colombia es un país con muchas posibilidades de crecimiento, con enormes ventajas comparativas y gente buena que puede llevarla por la senda del desarrollo. Para tomar la delantera en esta nueva baraja del reorden mundial se deben cumplir varias cosas. La reforma cultural donde la población sea educada en valores, donde la ética, la moral, la cívica y la urbanidad haga parte del ADN intrínseco de la amplia ciudadanía. La segunda son reformas políticas y jurídicas que mejoren las condiciones de la normatividad y la democracia. Una tercera reforma, económica, que encuentre los nichos de mercado internacional, mejore la productividad y busque consolidar la construcción de una sociedad de la abundancia y la riqueza colectiva.

En las cosas que tenemos que recomponer están las comunicaciones, donde se ha priorizado el maquiavélico y vil rating por encima de lo ético, prioritario y fundamental. Como ejemplo en el año 2019 se decretó la estrategia nacional de economía circular donde se le dan miserables segundos en televisión y normalmente se emitía media hora diaria a la telenovela de un sicario.

El país tiene un parque industrial y comercial con una capacidad subutilizada atribuible a que, en nuestra falta de identidad, las importaciones sustituían nuestra producción. Algunos ejemplos de nuestra baraja de productos agrícolas:  gulupa, copoazu, mangostino, arazá, naidi, chachafruto, granada, granadilla, pitaya, madroño, chirimoya y variedad de flores, con toda una agroindustria por desarrollar. Minerales como el neodimio, uranio y coltan con una gran oportunidad de expansión mundial.

Fomentar los contenidos creativos de la economía naranja, toda la industria de la salud y del turismo, gastronomía, servicios de educación, manufacturas y la exportación de los servicios financieros y de comercio. A su vez hay que enfocar los esfuerzos de embajadas y consulados del país para que sean oficinas de procolombia.

La crisis mundial inter covid-19 hará que en el nuevo orden se recompongan los países, las industrias, los productos y los valores. Lo que percibíamos como superpotencias pueden verse afectadas y aquí es donde el país debe buscar la salida a la crisis intentando también ganar en esta nueva partida de póker del nuevo orden mundial.