Por Andrés de Bedout
Jaramillo*
Los desertores del proceso de paz lograron
poner de acuerdo en algo a todos los actores del país.
Todos estamos de acuerdo en que se deben
perseguir, capturar y dar de baja, inmediatamente. Todos estamos de acuerdo en
que traicionaron el acuerdo y traicionaron al país. Todos estamos de acuerdo
sobre el patrocinio venezolano. Todos estamos de acuerdo en que son
narcotraficantes y bandidos. Todos estamos de acuerdo en qué hay que cumplirle
a esa mayoría llamada guerrillerada, para que no se deje cautivar por esa
minoría llamada bandidos desertores, narcotraficantes, incumplidores de los
acuerdos de paz.
La amenaza de estos bandidos, de que no van a
secuestrar, pero que sí van a extorsionar, la tendremos que enfrentar con mucho
valor y decisión, con una ventaja muy grande sobre ellos, la vamos a enfrentar
unidos. Las declaraciones de todos los partidos y movimientos políticos, viejos
y nuevos, de todas las autoridades judiciales, incluida la JEP, generan muchas
esperanzas al país.
Definitivamente, no hay mal que por bien no
venga.
Estoy seguro de que si este episodio lo
manejamos con humildad, sin meterle la cizaña de ganadores y perdedores, de
quienes tenían o no la razón, va permitir abrir puertas para enfrentar unidos
todos los otros males que nos tienen jodidos, como la corrupción a todos los
niveles en los sectores público y privado, la inequidad que no ha permitido
satisfacer las necesidades básicas de los más pobres, las reformas a la
justicia para garantizar que todos los colombianos podamos acceder a un pronto
y cumplido mecanismo que solucione los conflictos entre particulares y con el Estado,
a la urgente necesidad de que las vías que conecten al país física y
virtualmente, se desatranquen, permitiendo el anhelado desarrollo agrícola,
industrial, comercial y de servicios, para nuestro autoabastecimiento y la
exportación, generadores de riqueza y empleo para todos los colombianos; a que
todos seamos cuidadores responsables del medio ambiente, recordando siempre que
el cambio climático se convirtió en un sobrecosto muy grande en todas las actividades
de los humanos.
Llenémonos de optimismo, humildad y
solidaridad, trabajemos duro en la búsqueda de acuerdos en todo lo que nos une,
que mejorará la calidad de vida de todos. Dejemos la angurria, se puede, los
desertores nos unieron, no perdamos el impulso, todos vamos a ser más felices,
todos cabemos, todos podemos, la unión hace la fuerza.
¡Viva Colombia la nuestra, la de todos y
para todos!
Llegó el momento para que gobernantes y
dirigentes, luzcan sus calidades de verdaderos colombianos para colombianos.
Llegó el momento del interés general sobre el
interés particular.