Por John Marulanda*
Está aún por
verse si el muerto encontrado en una nevera la semana anterior, es la “firma”
de alguna de las más de 100 bandas que delinquen en Medellín y el Valle de
Aburrá. El año pasado fueron varios cadáveres envueltos en sábanas blancas: killing
by signature. Medellín, además de ciudad innovadora y sede para
Latinoamérica de la cuarta revolución industrial, integra a su realidad un
crimen juvenil urbano parecido al de México, Río, Buenos Aires, Lima, Caracas y
otras capitales del continente. El 41% de los capitalinos opinan que estamos
mal en seguridad pública, la peor percepción desde 2008, a pesar de los
esfuerzos del alcalde por publicitar una idea exitosa en este aspecto, y se
proyecta un registro de 26 homicidios por cien mil habitantes hacia finales de
este año. El microtráfico es el principal combustible de esta violencia.
Existe,
además, la probabilidad de vínculos entre estos grupos narco criminales con
células del ELN, preparadas para lanzar algún tipo de ofensiva terrorista
urbana, cuando lo consideren adecuado y oportuno, desde Cuba y Venezuela, y lo
analicen conveniente sus quintacolumnistas. Esta alianza entre jóvenes
gatilleros de ambas narco estructuras, sería gravísima para Medellín y la
creciente población desplazada y desempleada venezolana, agudizaría la
perspectiva.
Ya
Antioquia, el departamento de mayor valor estratégico de Colombia, el único con
tres brigadas militares en su territorio, está siendo afectado por la tenebrosa
alianza Caparrapos-ELN confrontando al mexicanizado Cartel del Golfo, mientras
la Oficina se unta de Hezbolá y de mafia italiana. Los expertos en seguridad y
defensa del Bloque de la Reserva Activa de Antioquia- BRANT-, consideran que el
Modelo Integral de Gestión Local, se quedó corto para lidiar con el problema y
recomiendan un acuerdo estratégico entre Medellín, el Área Metropolitana y
Antioquia, que contenga y eventualmente reduzca el creciente deterioro de la
seguridad. Un organismo regional superior, advierten los especialistas, deberá
armonizar, coordinar y supervigilar los objetivos y metodologías, no solo de
las tres entidades político-administrativas mencionadas, sino articular a
Córdoba, Bolívar y Chocó, y enlazar todo el proyecto con Panamá. Planes
aislados e independientes serán ineficaces frente a un adversario transnacional
y organizado, para quien las gobernanzas desconectadas son su mayor ventaja. “Están enfrentando una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares,
Internet, armas modernas (…) Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras
armas y productos vienen de afuera, somos globales”, como denuncia en una polémica
entrevista alias Marcola, capo brasileño.