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martes, 30 de junio de 2020

De cara al porvenir: la Fiscalía General

Por Pedro Juan González Carvajal*

Pedro Juan González Carvajal
Soy respetuoso de las instituciones y en los diferentes círculos en los que desarrollo actividades como directivo, como docente o como ciudadano trato de incentivar ese respeto, pero tal postura personal no puede ocultar la evidencia de la falta de credibilidad de algunas de estas. Ahora, es claro que dicha pérdida de credibilidad no se debe a las instituciones como tales sino, por supuesto, a las personas que las conforman y a la manera como ejercen sus roles.

Una de esas instituciones es la Fiscalía General de la Nación, cuya creación en el proceso constituyente de 1991, puso a tono nuestro sistema penal con los más avanzados del mundo, al pasar del sistema inquisitivo al sistema acusatorio. Con dicho cambio se tuvo que construir una estructura inmensa y muy compleja, integrada en su inmensa mayoría por profesionales responsables, dedicados, sacrificados, que, a veces contra la corriente, hacen lo que pueden por lograr que ese monstruoso aparataje funcione eficientemente.

Lamentablemente, lo dicho sobre los funcionarios de ese ente, no puede extenderse fácilmente a quienes han ocupado su cabeza durante los últimos treinta años: Gustavo de Greiff Restrepo, Alfonso Valdivieso Sarmiento, Alfonso Gómez Méndez, Luis Camilo Osorio Isaza, Mario Iguarán Arana, Guillermo Mendoza Diago como encargado, Viviane Morales, Martha Lucía Zamora como encargada, Luis Eduardo Montealegre Lynett, Jorge Fernando Perdomo como encargado, Néstor Humberto Martínez, Fabio Espitia como encargado y Francisco Barbosa. Personas con pergaminos, unos más que otros, profesionales idóneos, unos más que otros, pero con notorias características en común: gestiones grises, con más pena que gloria y una enfermiza proclividad al espectáculo mediático y a la notificación de sus decisiones a través de los medios de comunicación, circunstancia esta que resta seriedad a cualquier gestión y atenta enormemente contra la integridad y el buen nombre de los ciudadanos.

Es más, tal afecto por las ruedas de prensa, en muchos casos en compañía de otros funcionarios como el procurador general de la nación y el contralor general de la República, han originado una confusión generalizada y es enmarcar a estos tres altos funcionarios como las cabezas de los órganos de control, afirmación esta que he escuchado y leído, incluso, a renombrados juristas. Pues lo cierto es que la Procuraduría y la Contraloría son órganos de control mientras que la Fiscalía pertenece a la rama judicial del poder público, y por lo tanto, su actuación debería atender por encima de todo a la dignidad de la justicia y los derechos de los ciudadanos.

Mucho se ha escrito en pocos días sobre la decisión tomada por la Fiscalía y notificada en rueda de prensa, de ordenar medida de aseguramiento contra nuestro gobernador Aníbal Gaviria Correa. Me exonero de hacer en este artículo una defensa de nuestro mandatario regional, pues, en primer lugar, no la necesita, y en segundo lugar, ha sido tan arrollador el respaldo de los diferentes entes de nuestra sociedad que solo me resta adherir a lo que han manifestado los empresarios a través de Proantioquia, la academia, a través del G8, y en general, toda la sociedad civil antioqueña.

Todo parecería indicar que, de nuevo, se toman decisiones efectistas para tratar de proyectar una imagen de eficiencia que oculte la realidad estadísticamente demostrable de más de un 90% de impunidad y de grandes casos de corrupción que, quién sabe por cuál razón, se quedan en los archivos sin que jamás suceda nada.

Quisiera preguntar, ¿Y a la Fiscalía quién la ronda? ¿Ha existido siquiera una condena contra los exfiscales por acciones de repetición en virtud de los billones de pesos a los que es condenado el Estado colombiano por privaciones injustas de la libertad? ¿Ha existido contra ellos siquiera una condena por prevaricato por la expedición de decisiones manifiestamente contrarias a la ley?

Reitero, el problema no está en la institución sino en las personas. No se trata ahora de proponer reformas constitucionales para eliminar la Fiscalía ni para reformarla. Ni siquiera se trata de modificar su forma de elección, pues en el mundo se hace de manera similar a la nuestra. Por ejemplo, mientras en nuestro país el presidente conforma una terna de la cual es seleccionado el Fiscal, en Estados Unidos es el presidente quien directamente lo designa, pero allá, como regla general, la Fiscalía funciona muy bien.

Definitivamente, se evidencia otra vez que las leyes de Murphy son infalibles: creímos que bajo la orientación de Néstor Humberto Martínez el cargo de fiscal general había tocado fondo, pero no, aún faltaba la gestión del fiscal Barbosa quien en pocos meses ha logrado demostrar que toda situación por mala que sea es susceptible de empeorar.

NOTA: Mi completa solidaridad con el señor gobernador Aníbal Gaviria Correa y su distinguida familia.

Número

Periodo

Fiscal general

Ternados

1

1 de agosto de 1992 - 1 de agosto de 1994

Gustavo de Greiff Restrepo

Hugo Escobar Sierra

Guillermo Salah Zuleta

2

1 de agosto de 1994 - 1 de agosto de 1997

Alfonso Valdivieso Sarmiento

Juan Carlos Esguerra Portocarrero

Carlos Gustavo Arrieta Padilla

3

1 de agosto de 1997 - 1 de agosto de 2001

Alfonso Gómez Méndez

Saturia Esguerra Portocarrero

Manuel Santiago Urueta Ayola

4

1 de agosto de 2001 - 1 de agosto de 2005

Luis Camilo Osorio Isaza

Patricia Murcia

Jorge Pinzón Sánchez

5

1 de agosto de 2005 - 1 de agosto de 2009

Mario Iguarán Arana

Consuelo Caldas

Jorge Pretelt

6

1 de agosto de 2009 - 11 de enero de 2011

Guillermo Mendoza Diago (encargado: reemplazó a Mario Iguarán)

Encargado

7

11 de enero de 2011 - 6 de marzo de 2012

Viviane Morales

Juan Carlos Esguerra Portocarrero

Carlos Gustavo Arrieta

Margarita Cabello Blanco

Camilo Ospina

Juan Ángel Palacio

Virgina Uribe

Marco Antonio Velilla

Jorge Aníbal Gómez

8

6 de marzo de 2012 - 29 de marzo de 2012

Martha Lucía Zamora (encargada: reemplazó a Viviane Morales)

Encargada

9

29 de marzo de 2012 - 28 de marzo de 2016

Luis Eduardo Montealegre Lynett

Mónica de Greiff

María Luisa Mesa

10

29 de marzo de 2016 - 31 de julio de 2016

Jorge Fernando Perdomo (encargado: reemplazó a Luis Eduardo Montealegre Lynett)

Encargado

11

1 de agosto de 2016 - 15 de mayo de 2019

Néstor Humberto Martínez

Yesid Reyes

Mónica Cifuentes

12

17 de mayo de 2019 - 30 de enero de 2020

Fabio Espitia (encargado: reemplazó a Néstor Humberto Martínez y a María Paulina Riveros quien renunció como vicefiscal)

Encargado

13

30 de enero de 2020 - Actualidad

Francisco Barbosa

Clara María González

Camilo Gómez

 


lunes, 3 de febrero de 2020

Un nuevo fiscal


Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.
Para Colombia, es importante la figura del fiscal general de la nación, porque sin duda alguna la labor que realiza es vital para que la justicia opere en debida forma, justa y pronta. Su principal función es investigar y acusar a los presuntos responsables de haber cometido un delito a partir del sistema penal oral acusatorio implementado con la ley 906 de 2004.

Han pasado por allí como fiscales generales, figuras importantes de la vida pública colombiana, abogados prestantes, de reconocida gestión privada, pero que han tenido tropiezos y falta de credibilidad en su gestión precisamente por esa doble función de defender intereses privados en su momento y luego investigarlos como fiscal, lo que ha llevado a que en varias ocasiones se declaren impedidos en un caso particular.

El fiscal general, Francisco Barbosa, designado a finales de la semana pasada por la Corte Suprema de Justicia, de una terna que fue presentada por el señor presidente de la República, muestra ser un hombre independiente y de armas tomar al afirmar que “las decisiones en esta Fiscalía las tomaré yo, nadie más”, lo cual muestra carácter desde el inicio.

Este hombre, que asume esa responsabilidad, debe entender que está en juego la estabilidad del país, que una fiscalía que no actúe, no decida y no acuse rápidamente pone en jaque su credibilidad ante la ciudadanía.

No puede olvidar que, si bien tiene temas de urgencia que se presentan en el día a día, existen otros muy importantes procesos que tienen que ver con la corrupción, que genera grave detrimento patrimonial público y privado, la cual se da cuando los funcionarios públicos realizan acuerdos a cambio de resultados, al otorgar contratos, suspender procesos, etcétera, lo que origina sin duda alguna desestabilización institucional. Así van pasando los años y los procesos se quedan en los anaqueles de los despachos y no pasa nada. Entre ellos enumero algunos para que los lectores recuerden: Reficar, Odebrecht, desvió de recursos de la Universidad Distrital de Bogotá, tramado de corrupción en la Cuarta Brigada del ejército, en la Dian, captura de fiscal de la JEP, corrupción en Envigado y Barbosa, escandalo de las chuzadas, en el Fonade, delitos electorales, proceso contra Carlos Matos (Hyundai), alimentos escolares, la Triple A, Cartel del Sida, desfalco a Ecopetrol, Cartel de la Toga, escandalo en Colpensiones, y así, si continuamos llegamos a la conclusión que faltan por enumerar otros cien (100) casos que no han tenido final feliz, que están las investigaciones en curso, que ya no hay detenidos y que el dinero se perdió.

Eso es lo que el doctor Barbosa, nuevo fiscal, debe cambiar, que los procesos se terminen, lleguen a fallo, se genere confianza y así los bandidos ya sean congresistas, alcaldes, gobernadores o sus segundos y los privados se abstengan de proponer triquiñuelas para obtener pingües ganancias que afectan al país y a los ciudadanos que están ávidos de obtener una mejor calidad de vida.

Son varios los fiscales hombres y mujeres que han ocupado esta posición que al final del periodo no han logrado generar esa confianza entre ellos y la ciudadanía, no logran hilvanar ese hilo conductor que genere resultados y que los ciudadanos queden satisfechos; se la han pasado en titulares de prensa, detenciones, y poco resultado al final.

No califico a ninguno, ni hablo de ellos en forma personal porque al final del cuento el ser humano pasa y las instituciones quedan, y lo que hoy vemos de la fiscalía es que es un ente paquidérmico, que se debe trasformar y esperamos que el nuevo fiscal logre el cometido, Por ello, le deseo la mejor de las suertes porque si a él le va bien, a Colombia le va mejor.