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domingo, 29 de agosto de 2021

Algunas veces

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.*

“Sentimos soledad estando acompañados”, es una frase que hace parte de una bella canción de Juan Manuel Serrat
, que para mí es un poema que describe momentos de la vida de cualquiera de nosotros. Y utilizando la frase de esa bella melodía, siento que Medellín, capital de Antioquia, está pasando por un momento de soledad, en la que las personas deambulamos por las calles, viendo que lo que construimos durante años y años de trabajo decente, serio, organizado, está pasando al olvido, que la pujanza pasó y los momentos de prosperidad se perdieron en solo veinte meses de un gobierno que da grima. Más de tres y medio millones de personas observamos y percibimos el deterioro de nuestra bella ciudad; la ausencia de sentido de pertenencia, que es el primer factor que permite hacer las cosas bien, está ausente y personas ajenas a nuestra tierra, que nacieron y han vivido por fuera de ella, nos dirigen no solo en la cabeza, sino en casi todas las dependencias, y eso por si solo no es malo pero, sí desconcierta su desconocimiento de la función que desempeñan, su forma de relacionarse con los trabajadores, con la ciudad y el aislamiento en que se encuentran. Son autistas que escuchan una sola voz, la del jefe, que en su mente febril, lleva la ciudad al caos, al conflicto y a la confrontación.

Siempre he creído que la concertación, es la forma adecuada de superar los conflictos, de llegar a consensos para crecer, construir y desarrollar todo tipo de proyectos que busquen el bien común y el mejoramiento de las comunidades; pero, aquí en Medellín, lamentablemente no veo nada de eso, cada acción es contraria a lo que se espera, es realmente un verdadero contrasentido que aquellos ideales con los que se llegó al poder desaparezcan uno a uno sin pestañear y muchos de los que lo acompañaron en esas lides lo han ido dejando a un lado porque los tiene desengañados, y no entienden qué pasó.

Sí, es verdad, gobernar es un arte, es difícil, pero cuando se hace con objetivos claros, planeación, ética y responsabilidad social las cosas que salen mal, se corrigen rápidamente, la gente percibe el deseo de acertar y mejorar, y por ello apoyan a pesar de los errores; pero, cuando tenemos ausencia de criterio para gobernar el desastre es inminente y para allá vamos, porque veo con preocupación que se están haciendo acuerdos con candidatos ajenos a Antioquia para continuar al mando de la ciudad en próximas elecciones.

Cada día surgen nuevas problemáticas que afortunadamente le van dando fuerza al proceso revocatorio del alcalde, el cual debe prosperar para dar mensajes claros y contundentes a los colombianos de que si una administración no funciona y/o actúa en contravía del objetivo general, debe terminar, para corregir rápidamente antes del colapso, el camino histórico, serio y bien logrado que en el caso de Medellín ha funcionado y funciona; esa triada de empresa, educación y gobierno ha dado resultados palpables para la ciudad y es demostrable porque el nivel de vida del pueblo antioqueño es bueno y compite hoy con Barranquilla, ciudad que prospera por que sus gobernantes tienen claro el Norte.

La revocatoria, es para unir esfuerzos, juntos los ciudadanos somos mejores, merecemos lo que nos está sucediendo, porque votamos así, las mayorías ganaron, pero, cuando cambian las circunstancias se debe actuar y corregir, ese es el deber ser y por ello terminar anticipadamente con ese mandato es un imperativo social y moral, no se puede detener ese proceso.

No pueden seguir sucediendo acontecimientos como lo que ocurrió el fin de semana pasado, cuando el símbolo de Antioquia, los silleteros, fueron humillados y maltratados por decisiones de los funcionarios de la alcaldía; qué tristeza sentimos los antioqueños al ver las escenas que en video mostraron, que son verdaderas y no inventos de la oposición… les impidieron entrar al estadio, no les dieron el transporte para las silletas, ni alimentos; qué horrible fue ver esas escenas. Por ello se están efectuando actos de desagravio general, porque estos hombres son el ejemplo de trabajo, pujanza del campesino antioqueño, que hoy continua aportando desde flores, hasta los productos alimenticios que nos permiten vivir.

Con Antioquia y con Medellín, no se juega, actuemos con base en las normas legales que nos permiten decidir nuestro futuro y por ello, mantengamos la fuerza, la cohesión ciudadana, sigamos uniendo esfuerzos para lograr el resultado final de revocar el alcalde y enseñarle a Colombia y al mundo que lo que suceda en Antioquia, sirve de ejemplo a los demás. Ni un paso atrás, siempre adelante, juntos venceremos. Siempre sintámonos acompañados, somos uno solo, Medellín y Antioquia.

lunes, 18 de enero de 2021

Decisiones

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.*

Desde pequeños a todos nos enseñan en el hogar y en el colegio a tener herramientas para ir aprendiendo en el trascurso de la vida a tomar decisiones que obviamente van de menos a más y que, en la medida de las circunstancias, pueden tener consecuencias positivas o negativas, las cuales además de afectar a la persona que las toma, pueden, en otras circunstancias, incidir en la vida de toda una comunidad de una manera negativa, como sucede actualmente.

En Colombia, en estos momentos estamos viviendo unas circunstancias especiales con relación al mandato que ejercen actualmente los alcaldes y gobernadores de nuestro país, tanto los de las grandes capitales como las alcaldías de pequeñas ciudades, en donde las decisiones del año 2019 que se tomaron en forma racional, pasado apenas un año, han cambiado radicalmente, por diversos motivos. Los ciudadanos quieren revocar ese mandato, se han dado cuenta de que entre lo que decidieron en su momento y la realidad actual hay abismales diferencias, no se cumplieron los sueños, los programas y las promesas fueron olvidadas, los planes de gobierno simplemente se cambiaron, los independientes no resultaron serlo y los otros, que representaron posiciones políticas de izquierda o de derecha, no estaban preparados para gobernar.

Me dirán algunos que la causa de todo ese incumplimiento de los compromisos adquiridos es por causa de la crisis originada por el virus del covid-19, pero la realidad es que no. No se puede garantizar que en el periodo de gobierno que le corresponda al elegido todo sea color de rosa, por el contrario, uno se debe preparar para gobernar en tiempo de crisis, porque el talante, la responsabilidad, la creatividad y la honestidad, deben estar siempre presentes en todas las circunstancias sean estas positivas o negativas. Lo que vemos hoy en los gobernantes es que parece que están en un circo, dando espectáculo diariamente, controvirtiendo todo, en conflicto con la comunidad y gobernando por Twitter; así no se genera respeto hacia la comunidad, ni él mismo se gana el reconocimiento. Se requiere trabajar para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y estabilizar las ciudades con decisiones reposadas, analizadas y de largo plazo.

Por tales circunstancias los ciudadanos están hastiados, no creen en nada, no hay gobierno, solo conflicto, no se actúa con serenidad, se burlan por las redes de los que opinan diferente, es pues un caos el que vivimos.

Por todo ello, en buena hora tenemos una democracia participativa, en la que en todo momento el ciudadano continua analizando, pensando y actuando, que además, fundamentada en la Constitución del 91, donde se constituyó la figura de la revocatoria del mandato una ves cumplido el primer año de gobierno, permite, previo cumplimiento de requisitos ya conocidos en las redes sociales, iniciar los procesos revocatorios de los mandatarios elegidos popularmente, eso sí permitiendo el derecho a la defensa o a la réplica en audiencia pública y luego sometida a votación.

Los procesos revocatorios más sonados son los de Bogotá, Cali, Medellín, Cúcuta y Cartagena, pero están en camino otros 28 más, lo que indica que haber consagrado esta figura en la Constitución fue un acierto, evita que el que viene realizando una mala gestión se mantenga en el cargo hasta el fin de su mandato.

En Medellín, ese proceso está en marcha y el 25 de este mes de enero se dará, mediante la virtualidad, la audiencia pública en las que se darán a conocer las razones para solicitar la revocatoria y el alcalde o su delegado podrá defenderse. Luego se entregarán los formularios para que los ciudadanos en las urnas tomen la decisión de revocar o no y para ello, se requieren 92.000 firmas válidas. Creo que con las decisiones diarias que toma el alcalde, la falta de criterio, el perjuicio para la ciudad, los motivos que se aducen que ya pasan de los 50, está favoreciendo el crecimiento del descontento ciudadano y por consiguiente estamos próximos a demostrar que requerimos ciudadanos y gobernantes idóneos para desempeñar el cargo y representar dignamente a la sociedad antioqueña, que tiene tradición, principios y valores, y defiende la institucionalidad y la gobernabilidad. A las urnas.