Pedro Juan González Carvajal
“La teoría
del caballo muerto” es una metáfora que describe la tendencia a aferrarse a proyectos,
estrategias o decisiones que claramente no funcionan, a pesar de la evidencia
de su fracaso. En lugar de aceptar la realidad y cambiar de rumbo, se invierte
más tiempo y recursos en intentar "revivir" la situación, lo que
resulta en una pérdida de energía y una menor oportunidad para el éxito.
En resumen:
Metáfora:
La teoría del caballo muerto
utiliza la imagen de un caballo muerto para representar un proyecto o situación
que ha fracasado.
Apegos
irracionales:
Se aplica a la tendencia humana
de aferrarse a algo, incluso cuando es evidente que no funciona.
Pérdida de
tiempo y recursos:
La teoría critica el desperdicio
de energía y recursos en intentar "revivir" algo que está muerto.
No aceptar
la realidad:
La teoría señala la importancia
de reconocer la realidad y cambiar de estrategia cuando es necesario.
Ejemplos:
Una empresa que sigue invirtiendo en un producto
que nadie compra, a pesar de las ventas bajas y las críticas negativas.
Una relación que ha terminado, pero en la que una
persona sigue esperando que la otra cambie.
Una política o proyecto gubernamental que no
funciona y se persiste a pesar de la falta de resultados.
Origen y desarrollo:
La teoría del caballo muerto tiene sus raíces en un
dicho nativo americano que dice: "Cuando descubres que estás montando
un caballo muerto, la mejor estrategia es desmontar".
Esta frase se ha utilizado para ilustrar la
necesidad de saber cuándo abandonar un proyecto y buscar nuevas alternativas.
En
conclusión, la teoría del caballo muerto nos invita a ser más realistas y
pragmáticos a la hora de tomar decisiones, y a no desperdiciar tiempo y
recursos en intentar revivir algo que ya no funciona. Reconocer la realidad y
cambiar de estrategia es fundamental para el éxito.
Es
importante que los proyectos sean institucionales para que exista un mayor
nivel de compromiso y de objetividad. Los proyectos no son de alguien en
particular sino de la entidad.
Eventualmente
se habla de “pasar de agache”, cuando quien debe tomar decisiones, esquiva su
responsabilidad y simplemente deja que las cosas continúen como van, aun cuando
no sea la mejor opción.
De manera semejante, cuando los tomadores de decisiones se orientan por
los lugares comunes y no proponen, sino que se acomodan a las circunstancias y
a la corriente que orienta a la mayoría.
Quien quiera ser reconocido como director en cualquier dimensión y
nivel, debe estar preparado para asumir la responsabilidad de tomar decisiones,
partiendo del principio de que cualquier toma de decisión, toca a los intereses
de alguien.
Hay que sincronizar la velocidad de la dirección con la velocidad de la
organización para evitar recalentamientos y desgastes costosos e innecesarios.