En la entrevista de la semana para El Pensamiento al Aire, Antonio Montoya H. ha encontrado la oportunidad de volver a publicar la realizada en 2022 con el abogado Andrés Úsuga Marín, quien desde aquella época vislumbró el peligro que representa en Latinoamérica el avance de la izquierda. Vigente como nunca, es importante verla de nuevo.
miércoles, 27 de marzo de 2024
Entrevista con Andrés Úsuga Marín
martes, 26 de marzo de 2024
¡La tragicomedia venezolana!
Por: Alberto Avelino Saldarriaga P.
Es evidente la trampa comunista ante una
potencial candidata a la presidencia y ante el bloqueo premeditado a María
Corina Machado, quien obtuvo una gran votación de más del 96 % y quien fuera
suspendida para participar en las elecciones próximas del 28 de julio; con
justificaciones acomodaticias mal intencionadas para bloquearla.
Maduro se pasó por la ver… lo convenido en
Barbados, pacto en el que se comprometieron con USA a unas elecciones libres.
Los asesores de campaña de María Corina fueron
detenidos y encanados, al mejor estilo de las dictaduras marxistas. María
Corina nombró un reemplazo, a la doctora Corina Yoris, una gran mujer con todos
los pergaminos para ser candidata, pero no se pudo inscribir por injusta decisión
de Maduro.
Esperaría Venezuela un mínimo de solidaridad de
su inmediato vecino, pero el desgastado presidente calla cobardemente ante tan
vil atropello.
Poco, muy poco, se podría esperar de este
fracasado dirigente que en mala hora funge como presidente de Colombia y que
nos conduce al precipicio con fondo comunista, como parte de una pandemia
altamente contagiosa y cuyo único tratamiento conocido es la prevención.
Este silencio cómplice de parte de Petro es
otra voz de alerta de lo que nos puede pasar, si nos dejamos, de caer en las
garras de un comunista terco y ¡malévolo!
Abramos los ojos, todavía estamos a tiempo. El
comunismo iguala por lo bajo y muy pocos se enriquecen.
Atentamente, ciudadanos en peligro.
Análisis crítico vs. romanticismo electoral
Por José Alvear Sanín
Como espontáneamente el
pueblo colombiano, privado de verdadera orientación política, rechazó al
petrismo 9 a 1 en las pasadas elecciones, se fortalece el romanticismo electoral.
Una y otra vez oigo a muchos asegurar que, en 2026, la izquierda unificada que
propone Petro será ampliamente derrotada y que el país regresará a un estado
normal, constitucional, democrático, etc., etc.
Frente a esa actitud
ingenua hay que considerar con cabeza fría la mecánica electoral reciente, para
dejar de lado las vanidades personales y las ilusiones comiciales. Sin la unión
de todas las fuerzas democráticas, agrupadas con vocación y voluntad de poder,
la izquierda tiene todas las posibilidades de repetir los resultados de 2022.
Cada día es más
evidente que el triunfo de Petro fue espurio: 1. En las zonas cocaleras, donde
imperaban las guerrillas, las “disidencias” y los “clanes”, Petro obtuvo entre
64 y 86 % de los votos, resultados imposibles si el electorado hubiese podido
votar libremente. 2. Y en la Registraduría se completaron los votos necesarios
para la elección del terrorista.
En concreto, la
combinación de constreñimiento y fraude es invencible. Si en 20 meses ya vamos
por cerca de 400 municipios copados por los diferentes grupos criminales
—milicianos, insurgentes, disidentes, estimulado su crecimiento por la “paz
total”—, ¿cuántos más territorios estarán privados de libertad electoral en
2026?
Y, por otro lado: ¿Qué
se está haciendo para depurar la Registraduría —además bajo Gobierno
comunista—, con el fin de erradicar el fraude, combatir el viciado cómputo
electrónico, alejar a Smartmatic e Indra de nuestros mecanismos electorales y
no pasarnos al voto electrónico, que hace imposibles las elecciones confiables?
Petro sabe que el voto
libre en las grandes ciudades todavía puede anular las ventajas de la
combinación de intimidación y fraude. Por eso tiene claro que la doble derrota
de Boric en las elecciones, dentro del proceso constituyente chileno, tiene su
origen en la libertad electoral.
En consecuencia, puede
mirar confiadamente hacia las elecciones de 2026, pero no puede, en cambio,
exponerse ahora a repetir el fracaso del chileno, con su esperpento
constitucional marxista.
Petro quiere cambiar la
Constitución, bien sea mediante el mecanismo infame del Comité de Participación
Ciudadana, que prepara un “pacto vinculante” con la mera firma de la “paz”
entre ELN y Gobierno, o bien sea con su flamante constituyente. Estamos
gobernados por un individuo obsesivo, que nada olvida y jamás cede ante
argumentos, leyes o consideraciones morales. Entonces, si logra imponer su
constituyente, la revolución llegará antes que el ansiado acuerdo con el ELN.
Por tanto, él calcula
bien cuando propone la reunión de una constituyente inconstitucional, mediante
torcidos mecanismos populares, es decir, instalando soviets en todos los
municipios.
Por todo lo anterior,
debemos ocuparnos de lo de Vargas Lleras. Su golpe mediático sería inteligente,
si Petro buscase una constituyente dentro del ordenamiento legal, porque dentro
de ese sistema se podría repetir —aunque el riesgo es enorme— lo de Chile; pero
con la constituyente soviética o “popular”, aceptar la creación de ese super-congreso
es suicida.
Sin duda alguna, lo
urgente e imprescindible es la realización del juicio político. Hasta ahora,
los partidos y los congresistas se han resistido, de manera inmoral y culpable,
a destituir a Petro, pero cada día son más inocultables la superación
astronómica de los topes y su sideral y espeluznante desequilibrio mental.
De cara la porvenir: hecatombe moral
Espero amable lector que
considere que el título de esta columna es demasiado fuerte o que encierra un
contenido en verdad terrible.
Pues efectivamente, esa es mi intención.
Gracias a un muy querido amigo
me he aproximado hace ya varios años a un sitio web llamado Kiosko donde
se encuentran los titulares de los principales periódicos del mundo
clasificados por día, continente y país.
Ahora bien, la dramática
realidad mundial que se presenta todos los días, llena y saturada de
conflictos, de tragedias ambientales, de guerras, de violación de derechos
humanos, de casos de corrupción, entre otros variados atentados contra la
humanidad, se asemeja al contenido de nuestros noticieros televisivos, donde un
poco más del 80 % de las noticias y del tiempo invertido son nefastas en el ámbito
local, regional, nacional, continental y planetario, quedando por rescatar
únicamente las secciones de deportes y de farándula para acabarnos de
idiotizar.
Una reflexión especial es que
parece ser que a los espectadores ese es el tipo de noticias que les gusta para
satisfacer su morbo, lo cual se refleja en un mayor o menor ranking de
audición.
Otro dilecto amigo ha sostenido
desde hace ya varios años, que el llamado “proyecto humano”
definitivamente ha fracasado y que vamos hacia nuestra propia desaparición. Me
he resistido a la idea, pero debo confesar que cada vez me quedo con menos
argumentos para tratar de mantener al menos viva la esperanza de que aún
estamos a tiempo de recomponer nuestro accionar, vivir más civilizadamente y
respetar a la naturaleza en su conjunto.
Otra postura es que no debemos
pedirle peras al olmo y reconocer de una vez por todas que el ADN humano es
imperfecto y lo que sucede y las acciones que realizamos es lo que los humanos normalmente
debemos hacer, sin posturas axiológicas ni pretensiones desmesuradas como
especie, en teoría, superior.
Sin colocarme a favor o en
contra de los actores que hoy pelean en Gaza, lo que como humano me estremece
es que desde hace casi medio año nos estamos acostumbrando a que diariamente se
cumpla la cuota de varios centenares de muertos, casi todos civiles, y el resto
de la humanidad no dice ni hace nada.
Esa pasividad, ese desinterés,
esa impotencia o ese importaculismo nos convierte a todos, sin
excepción, en cómplices y en seres amorales.
Lo más grave es que un conflicto
es reemplazado por otro en términos de divulgación y de interés de los grandes
poderes, lo cual hemos evidenciado con la guerra entre Rusia y Ucrania que ya
cumplió su primer año y que parece que va para largo.
Ni que decir del sainete
colombiano de la denominada “paz parcial” y ahora de la renombrada “paz
total” y del absoluto “desastre social”.
Nos hemos acostumbrado a que
diariamente haya muertos por masacres o al detal: líderes sociales, integrantes
de la fuerza pública, reinsertados, indígenas, mujeres, turistas, todo tipo de
ciudadanos que caen asesinados ante los diferentes tipos de violencia, víctimas
de desplazamiento, migrantes e inmigrantes… y todo tan normal. Todo se ha
convertido en un simple y frio dato estadístico.
¿Y dónde están los líderes nacionales
e internacionales y las instituciones multilaterales creadas para preservar la
paz previniendo las guerras?
En cuanto a los líderes, estos
ya no existen. Siendo respetuosos, pero claros, ¿Quién le para bolas a los
débiles llamados del Papa que hoy por hoy tienen una fuerza proporcional a su
débil semblante? ¿Quién sabe siquiera como se llama el secretario general de la
ONU? –Entidad absolutamente anacrónica que ha debido ser transformada o
suprimida desde la caída del muro de Berlín, pero que hoy solo hace muy bien el
papel de zombi–¿Y los Estados Unidos? ¿Y la Comunidad Europea? ¿Y los líderes
de las otras religiones? ¿Y China? ¿Y cualquiera que tenga un ápice de
sensibilidad humana y compromiso con la humanidad?
Las Instituciones multilaterales
se han convertido en un nido de burócratas que, como las personas inútiles,
hacen mucho bombo, se creen muy importantes pero sus posturas y sus posiciones
son carentes de manera absoluta de la suficiente “fuerza testicular” para
asumir posiciones y compromisos como diría nuestro expresidente Julio César
Turbay Ayala, expertos en pasar de agache, en dejar constancia y eventualmente en
firmar algún acuerdo de carácter paliativo.
Pues bien, cada uno hace los
cálculos milimétricos que les permite conservar o dilatar la pérdida de sus
grandes, medianos, pequeños o aparentes poderes temporales, mostrando un
abierto egoísmo y una absoluta miopía geopolítica y geoeconómica, pues de
pronto nos quedamos sin planeta y sin habitantes a quienes dominar y explotar, y
ahí sí, todos, a comer estiércol.
Mientras tanto la sociedad civil
se ha inventado marchas, conciertos, ayunos, ritos y encuentros todos llenos de
simbolismo que finalmente, de no tener la suficiente difusión y continuidad, no
alcanzan siquiera a ser reconocidos y no sirven como expresiones y
manifestaciones de presión ante los tomadores de decisiones, que de manera
displicente las observan a distancia.
La historia nos muestra que una
época de estabilidad y bonanza es reemplazada por una época de turbulencia y
zozobra y finalmente por una época de caos, todo, como un sinfín, posiblemente
para poder volver a empezar, lo cual nos muestra que, en el momento actual,
“vamos viento en popa hacia la deriva”.
Siendo así, la historia de la
humanidad se puede entender y visualizar como una noria.
¡Qué cansancio!
¡Pobrecitos los que vienen!
La jugada final
Por: Luis Alfonso García Carmona
Aquello de que no
hay peor ciego que el que no quiere ver se repite a diario en la política
colombiana. Pruebas al canto:
“Diálogo
sí, concertación sí, pero con el pueblo en las calles. Si las instituciones que
hoy tenemos en Colombia no son capaces de estar a la altura de las reformas
sociales que el pueblo, a través de su voto, decretó, demandó, mandó y ordenó,
entonces no es el pueblo el que se va arrodillado hacia su casa, derrotado. Son
las transformaciones de esas instituciones las que se tienen que presentar. No
es el pueblo el que se va, es la institución la que cambia. Esa es la historia
de la democracia y de los pueblos libres. Y, por tanto, si esta posibilidad de
un gobierno electo popularmente, en medio de este Estado y bajo la Constitución
de Colombia, no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no
aplicarla y le impiden, entonces Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional
Constituyente”, dijo Gustavo Petro durante un
discurso desde Puerto Resistencia, en el centro de Cali. (Petro
acelera plan castrochavista con llamado a una constituyente – La Linterna Azul
(wordpress.com).
No obstante la gravedad
y contundencia del anuncio por parte de quien ejerce el mandato presidencial,
continúan los “fabricantes de felicidades” a la caza de conciliatorias
justificaciones en abierta contradicción con nuestra triste realidad política.
Confunden el llamado a
la implantación del régimen comunista con los rutinarios comicios para cambio
de caras en los vehículos oficiales.
Frente a una
declaratoria de guerra a los partidos políticos no afectos al régimen,
responden con parciales rechazos a los proyectos gubernamentales o con inútiles
críticas al presidente o a sus subalternos, sin un determinado y eficaz
propósito de cambio en la gestión pública.
No falta quien,
haciendo gala de angelical inocencia, solicita al presidente que renuncie con
dignidad, como si semejante alternativa fuese posible en la retorcida mente del
sátrapa.
Tampoco hemos estado
libres de estrambóticas propuestas como la de que seamos los antioqueños quienes,
con nuestros propios recursos, prestemos o regalemos al Gobierno el dinero para
que termine las obras públicas que Antioquia necesita, mientas el régimen
dedica el presupuesto del Estado a tumbar la Constitución, armar ejércitos
irregulares de vándalos e indígenas y perpetuarse en el poder de la mano del
ELN.
Si nuestros dirigentes
no estuvieran afectados de miopía política irreversible, o apegados
indisolublemente a sus particulares intereses no habrían cohonestado la trágica
coyuntura que atravesamos. En 2016 se tragaron el robo del plebiscito cuando
una mayoría parlamentaria conformada por la coalición FARC-Santos aprobó el
acuerdo de La Habana que había sido rechazado mayoritariamente por el pueblo
soberano, violando de manera ostensible el mandato de la misma Corte, que había
sentenciado:
“…si el plebiscito no
es aprobado, bien porque no se cumple con el umbral aprobatorio, o
cumpliéndose, los ciudadanos votan mayoritariamente por el “no”, el efecto la
imposibilidad jurídica de implementar el Acuerdo Final, comprendido como una
política pública específica.” (Corte Constitucional, Sentencia C-379
de 2016).
No se
acordaron tampoco nuestros políticos, nuestras cortes, nuestros organismos de
investigación, de que, a la luz del ordenamiento jurídico colombiano, Petro no
podía ser elegido presidente.
“Nuestro
redentor de marras fue condenado a pena privativa de la libertad por la
Justicia Penal Militar que a la sazón regía para sancionar graves atentados
contra el orden público. A la luz de los artículos 179-1 y 197 de la
Constitución Política no podría haber sido elegido como congresista ni como
presidente. Pero cuando se demandó una elección suya, el Consejo de Estado
desestimó la acción por cuanto no se pudo demostrar la condena mediante copia
auténtica de la sentencia respectiva. ¡Alguien sustrajo del expediente el
documento original, incurriendo de ese modo en el delito de falsedad
documental! Dicho en plata blanca, el que nos desgobierna ocupa su alto
cargo gracias a esa falsedad documental que a la justicia no se le ocurrió
investigar ni sancionar.” (https://lalinternaazul2.wordpress.com/2024/03/16/un-prontuario-tenebroso/
)
¿Para qué
hurgar sobre esas pequeñeces si ya todo estaba acordado? En el remedo de
elección se acumuló el máximo número de irregularidades, que jamás se había reunido
en un comicio presidencial, pero nadie quiso investigarlas. En oscuro
conciliábulo con mayoría de representantes del Pacto Histórico se acordó que no
había mérito para revisión, reconteo o repetición del ejercicio electoral.
Como decíamos antes,
ahí tenemos varias pruebas sobre la ceguera o complicidad de una clase
dirigente que ha sido inferior a su misión. ¿No es en estos casos de crisis
cuando se debe actuar para defender a la población de la tiranía, preservar
nuestras instituciones democráticas y asegurar el futuro de las próximas
generaciones?
Repito para
que se me entienda: Con el aval de la Corte Constitucional al inválido acuerdo
de La Habana, la elección de Petro a la Presidencia a pesar de estar condenado,
y su posesión después de un fraudulento e indigno proceso de elección ya
denunciado ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara, no queda la menor duda
sobre los protervos propósitos de Petro para instalar, a las buenas o a las
malas, el régimen comunista en Colombia.
Cumplimiento de la
Constitución
Para mayor
claridad de lo aquí expuesto, vale la pena finalizar recordando los siguientes
mandatos de la Constitución de Colombia:
La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana
el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus
representantes, en los términos que la Constitución establece (Art. 3)
Toda persona
está obligada a cumplir la Constitución y las leyes (Art. 95, inc. 2)
La Nación tendrá para
su defensa unas Fuerzas Militares permanentes constituidas por el Ejército, la
Armada y la Fuerza Aérea. Las Fuerzas Militares tendrán como finalidad
primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio
nacional y del orden constitucional (Art.217)
De su repaso me surgen
estas finales conclusiones:
Primera.- Si la
soberanía reside exclusivamente en el pueblo, ¿podría una mayoría parlamentaria
sustituir al pueblo para aprobar un acuerdo modificatorio de la política y de
la Constitución en violación flagrante de las normas dictadas por la propia
Corte para la convocatoria del plebiscito?
Segunda.- Si la
soberanía reside exclusivamente en el pueblo, ¿le está permitido al presidente
delegar en una masa de hecho, sin ninguna credencial política ni jurídica, a
quien él mismo llama “pueblo” aprobar las reformas a la Constitución para
convertir a Colombia en un país comunista?
Tercera.- Por
ninguna parte establece la Constitución que el presidente no esté obligado a
cumplirla; por lo tanto sus actos en contra de la misma son inanes o nulos o
inválidos.
Cuarta.-La
defensa de la soberanía nacional y el orden constitucional son fines
primordiales de las Fuerzas Armadas. Por lo tanto, les corresponde por mandato
constitucional defender la soberanía en cabeza del pueblo que es su titular.
¿Hasta cuándo debe esperar el pueblo para que las Fuerzas Militares y de
Policía cumplan con ese deber por encima de los caprichos del espurio presidente
y su camarilla de cómplices en el poder?
Editorial: sucesos de la semana No. 41
viernes, 22 de marzo de 2024
Vívela a plenitud
Por José Leonardo Rincón, S. J.
¿Cuántas
semanas santas has vivido en tu vida?, ¿cuántas de ellas las has vivido plena y
conscientemente? Pues hoy te invito a hacerlo. Vale la pena. Es verdad que para
muchos este tiempo de receso en los estudios y en el ámbito laboral puede asociarse
a vacaciones y paseo. En realidad, su intención original es otra: un tiempo
fuerte, culmen de la cuaresma para, en tónica de reflexión espiritual, hacer
memoria de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, eso
que también se ha denominado el misterio pascual.
Claro
que resulta legítimo tener unos días de merecido descanso, pero necesario es
también cultivar nuestra dimensión espiritual. Le dedicamos mucho tiempo al
cuidado de nuestra formación intelectual, nuestras relaciones afectivas, el
cuerpo mismo, lo estético, lo social y político, eso está bien, pero ¿y nuestra
vida interior qué?
Contemplar
el desenlace de la vida de Jesús de Nazaret resulta ser un itinerario provechosamente
aleccionador para cualquier ser humano. Un hombre de extracción humilde y que
se rodeó siempre de gente sencilla, que pasó haciendo el bien como la historia
lo recuerda, que pedagógicamente hablaba clara y directamente con autoridad,
seguido y amado hasta querer convertirlo en ícono político revolucionario, también
resulta controvertido y odiado a punto de terminar siendo asesinado.
Reconocido
y aplaudido, con un éxito evidente y un alto rating de popularidad, no sucumbe
a la tentación del poder. Eso resulta decepcionante. No era lo que se esperaba
y necesitaba. Y esos mismos que vitoreaban el Domingo de Ramos el culmen de su
gloria, el viernes, enardecidos, vociferan su crucifixión. Interesante lección
para ver cuán efímero es el cuarto de hora del éxito y cuán camaleónico es el
populacho manipulado.
La
cena con su grupo de amigos del alma, feliz ocasión para proclamar el
mandamiento del amor como el más importante de cuanta normativa existe y el
servicio como la expresión obvia de ese mandato, desemboca en codiciosa traición,
en anunciada negación, en miedosa huida. El protagonista de la historia siente
angustia y pavor. Su mentor eterno, silencioso, calla. Sentimiento profundo de
soledad y abandono, de misión fracasada y estéril.
Sin
embargo, la conciencia lúcida lo había advertido oportunamente: si el grano de
trigo no cae en tierra y muere, no da fruto. Paradoja existencial profunda:
morir para vivir, caer para levantarse, fracasar para triunfar. Misterio
incomprensible, camino que no se quisiera repetir. Ineludible senda que hay que
transitar. El revés se vuelve logro. La muerte se transforma en vida eterna. Es
Pascua, es paso.
Las
liturgias de estos días, exuberantes en textos y ritos, en palabras y símbolos,
nos invitan a mirar con madurez nuestra propia vida a la luz de la fe y a
comprender mejor nuestra personal historia de salvación. Te invito a que esta
Semana Santa sea diferente. Te invito a vivirla a plenitud. ¡Vale la pena!